La gota fría golpeó ayer con fuerza el sur y el este de Teruel. La borrasca, que empezó ya en la noche del pasado jueves, dejó acumulaciones de hasta 150 litros por metro cuadrado y provocó la rápida crecida de 12 ríos, entre ellos el Turia en la capital provincial, donde dificultó el tráfico en la parte baja, y el Mijares, que dejó aislado un barrio del pueblo de Olba con 30 residentes. Asimismo, se registraron graves incidencias en las carreteras, tanto de la red nacional como de la autonómica y la local, con un total de tres personas rescatadas al se arrastrados sus vehículos por la corriente.

Así, en la N-234 se formaron balsas de agua en la calzada entre los kilómetros 135 y 138, en Cella, lo que provocó que varios vehículos se salieran de la vía. La carretera de Teruel a Cuenca, la N-330, también sufrió las consecuencias del temporal al registrarse corrimientos de tierras que irrumpieron en la calzada en el kilómetro 291,4, en Villastar. En este punto la circulación estuvo interrumpida hasta que se retiraron varias rocas que impedía el paso. También se cerró al tráfico la vía entre Aliaga y Ejulve al crecer el Guadalope.

Además, se produjeron desprendimientos en numerosas carreteras, entre ellas la que une La Portellada con Ráfales y la de Alcorisa a Molinos, donde la Diputación Provincial de Teruel envió maquinaria para retirar las piedras que impedían el paso de vehículos.

SUBIDA VERTIGINOSA

El agua cayó de forma copiosa y constante, lo que obligó a la Confederación Hidrográfica del Júcar a adoptar medidas de urgencia, entre ellas el uso del aliviadero del embalse de Valbona.

Los ríos crecieron de forma vertiginosa, lo que hacía presagiar posibles desbordamientos, en particular en las cuencas del Alfambra, el Matarraña, el Guadalope y sus afluentes. El Alfambra, a su paso por la localidad de Villalba Alta, llegó a alcanzar un caudal de casi 45 metros cúbicos por segundo y se temía que pudiera salirse del cauce e inundar las casas más próximas. En Alfambra, la localidad homónima, el se desbordó también y afectó a las huertas.

Se produjeron desprendimientos en la carretera N-420, a la altura del túnel de San Just, en Escucha, al venirse abajo la malla metálica que protege el techo y los laterales de la infraestructura. Por este motivo, se cortaron al tráfico ambos sentidos hasta última hora. Asimismo se produjo una carretera que nace en la N-330 y conduce al pueblo de Riodeva, debido a que la crecida del río Turia anegó un puente,

También, el río Armillas experimentó un fuerte aumento del caudal que amenazaba con inundar la pequeña localidad de La Hoz de la Vieja, que atraviesa por el centro.

Se vieron afectadas otras infraestructuras, como el depósito de agua de Albentosa, por lo que los bomberos de la Diputación de Teruel tuvieron que trasladar a la zona cuatro contenedores con el fin de garantizar el suministro de agua a los vecinos.

La gota fría empezó a remitir por la mañana, por lo que la alerta roja se rebajó a naranja, pero aun así continuó lloviendo y en muchos lugares se alcanzaron valores de 150 litros por metro cuadrado.

Protección Civil emitió ayer varios avisos en los que aconsejaba a los vecinos de las zonas afectadas que se mantuvieran lejos de los cauces debido al elevado riesgo de desbordamiento.

MOVILIZACIÓN DE MEDIOS

Ramón Millán, presidente de la Diputación Provincial de Teruel, que se desplazó a las zonas afectadas, manifestó que el hecho de que hubiera llovido «de forma paulatina» evitó males mayores. Sin embargo, hizo hincapié en que cuando se seque el terreno es posible que se produzcan nuevos desprendimientos.

La institución provincial movilizó desde primera hora de ayer a siete de sus equipos formados por 21 personas y tres coordinadores, además del personal de apoyo, con un importante despliegue de maquinaria para la retirada de las piedras, la tierra y los árboles caídos sobre el asfalto.

Al comienzo de la jornada, los servicios de Protección Civil se vieron desbordados, pues pronto se habían recibido más de 400 llamadas, coincidiendo con los momentos en que llovía con más intensidad. Sin embargo, la presidenta de la comarca de Gúdar-Javalambre, Yolanda Sevilla, destacó a Efe que fue «un agua buena que ha caído de manera progresiva» y por tanto no había provocado daños relevantes ni en el tráfico ni en las calles, puesto que los sistemas de desagüe habían funcionado con normalidad.