En los alrededores de Sástago se encuentran unas lagunas saladas que no acaban en ningún río. En otro tiempo la sal era considerada como un bien muy preciado, tanto que se le llamó el oro blanco, un ingrediente básico para la conservación de los alimentos.

Pudiera parecer que en las salinas no es posible la existencia de vida animal o vegetal, pero es increible cómo las especies se adaptan a medios tan extremos e inhóspitos como este. Las plantas más características son las salicornias, plantas carnosas resistentes a la sal.

En total 33 salinas forman el conjunto, de ellas 16 se pueden encontrar con agua todos los años. En una de las más grandes se encuentran las antiguas casas de la Salina (o mejor dicho, lo que queda de ellas). Son las ruinas de las antiguas explotaciones reales de sal que permanecieron activas durante los siglos XVII y XVIII.