El granizo y la lluvia barrieron durante la tarde de ayer la provincia de Teruel, particularmente las comarcas del Bajo Aragón y Bajo Martín, dejando daños por inundación y por el impacto del pedrisco, que en algunos lugares como Alcañiz y Albalate del Arzobispo alcanzó un tamaño considerable. Aunque los municipios no se salvaron de inundaciones y roturas, aparentemente la peor parte se la llevaron las cosechas. La zona de La Estanca de Alcañiz, próxima a Motorland, quedó «arrasada», a decir de algún agricultor, y en Castelserás, por ejemplo, la cosecha de melocotón se daba por perdida. El viento llegó a generar un tornado, visible desde Urrea de Gaén.

En Castelserás, según explicaba su alcalde, Javier García, la combinación de agua y granizo inundó calles y alguna instalación municipal, como el teatro, que «precisamente este domingo tenía función y ha quedado todo chipiado», lamentaba el primer edil. Los daños abarcaban también algún coche abollado.

En Albalate del Arzobispo, el tamaño del granizo, similar a una pelota de ping-pong, llegó a romper alguna luna de vehículo, además de causar daños en canalizaciones y algún ladrillo, según enumeró el teniente de alcalde, Jesús Escartín. También en Híjar se dejaron sentir los efectos de la tormenta, explicaba el alcalde, Carlos Marquesán, con unos cuantos árboles derribados por el viento y pequeñas inundaciones. Las rachas fueron de 73 kilómetros por hora, las segundas más altas después de los 77 de Calanda donde, sin embargo, no hubo daños reseñables, según el alcalde, José Ramón Ibáñez. El agua inundó también algunas calles bajas de Alcañiz, donde se llegó a acumular un metro.

Las tormentas se desplazaban hacia el norte por la tarde, y durante esta noche el Pirineo estaba en alerta. Los efectos del temporal en Huesca no se conocían al cierre de esta edición, pero ya se dejaban notar en el Sobrarbe.