Acude a la cita con EL PERIÓDICO puntual. Antes, ha tenido que disculparse de una reunión con miembros de una empresa de transporte en Zaragoza. «Vengo contento, hemos conseguido que nos trasladen gratis los alimentos hasta la Feria de Muestras y a nuestras naves de Mercazaragoza», cuenta con satisfacción.

José Ignacio Alfaro vive por y para el Banco de Alimentos de Zaragoza. No para quieto ni un segundo. Tampoco lo hace su cabeza. Atrás quedan sus años como empleado de Ibercaja. «A veces casi ni me acuerdo. Estoy totalmente centrado 100% en esta aventura en la que decidí embarcarme, cuando me jubilé, con el fin de ayudar a los demás», explica. Es la cara visible de la oenegé en actos y eventos públicos, ejerce de de relaciones públicas, busca colaboradores y donaciones en cada puerta y todo «gratis et amore», recalca varias veces.

El Banco de Alimentos de Zaragoza funciona como una auténtica empresa. Se trabaja en cadena, como una máquina perfectamente engranada que no necesita de mucha dirección. Eso sí, nadie cobra ni recibe una compensación económica por su labor. «Nuestra única persona contratada es el administrativo», dice Alfaro. «Esa es la gracia, que aquí no tenemos sueldos. Todos somos voluntarios, personas jubiladas que disponen de tiempo y que ceden ese tiempo libre a los demás», insiste.

Presupuesto

Su presupuesto ascidende 120.000 euros. De ellos, solo un 9% proceden de ayudas públicas, mientras que el resto son donaciones privadas. «Tenemos empresas que colaboran con nosotros desde hace muchos años, es un respaldo fuerte, pero la tarea es ir ganando colaboradores. Esa es la parte que más cuesta, porque nosotros a cambio no les pagamos nada. Su acción es altruista», cuenta.

Dice que puede dormir «tranquilo» por las noches, pero es cierto que conforme se acerca la fecha de la Gran Recogida los nervios afloran para que todo salga perfecto. «Lo mejor de esto son los voluntarios, sin lugar a duda. Su motivación, sus ganas, son nuestro mejor valor», reconoce.

Por contra, entre las cuestiones negativas están las «asociaciones cronificadas» que necesitan de forma constante alimentos. «Estaban cuando eran las vacas grandes, estaban en los peores momentos de la crisis y siguen estando ahora, aunque hayan mejorado algo las cosas», asegura. Se trata, por ejemplo, del colectivo de subsaharianos o alguna etnia local.

Tres departamentos

El Banco de Alimentos de Zargaoza está regido por tres departamentos que aportan el producto a la oenegé. Por un lado, el conocido como banco seco, que se refiere a las naves e instalaciones que ejercen como almacén de las donaciones privadas. Abren todos los días para realizar las recepciones de alimentos y gestionar los envíos.

Por otro lado, está el Fondo de Ayuda Europea para los Más Necesitados (FEAD), que distribuye tres veces al año 20 toneladas de alimentos para los Bancos de Alimentos de España y para Cruz Roja. Por último está el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), que dos veces al mes hace entrega de frutas y verduras. También empresas de Mercazaragoza donan, dos días a la semana, sus productos al banco.