Las fuertes y en su mayoría imprevistas tormentas que azotaron ayer varios puntos de Aragón, particularmente de la provincia de Zaragoza, causaron graves daños por la caída de árboles, ramas e inundación de calles y garajes, al taponarse el alcantarillado por la abundancia de hojas arrancadas por el cierzo. Afortunadamente, al menos por lo que trascendió, no hubo daños personales en ningún lugar.

Las tormentas fueron cortas pero muy intensas, desarrollándose entre las 15.30 y las 19.00 horas, aproximadamente, y pese a que aparentemente no tuvieron relación unas con otras todas compartieron los vientos huracanados y pedrisco abundante, que derribó árboles y cortó caminos. En la mayoría de municipios aún no habían podido hacer ayer una valoración, ni aproximada, de los daños, más allá de los visibles estragos.

Los últimos focos de preocupación para los operativos de emergencias estaban ayer por la tarde en las inmediaciones de Zaragoza, por el barrio rural de Garrapinillos. Allí, por ejemplo, la carretera del aeropuerto, la N-125, tuvo que cortarse entre el aeródromo y las instalaciones de Tráfico por la caída de un árbol de grandes dimensiones que bloqueó por completo la vía. Tanto es así que los Bomberos de Zaragoza tuvieron que emplear una grúa para retirarlo, que luego tuvo que trasladarse a mover otro árbol que bloqueaba el acceso al aparcamiento del aeródromo.

Los pasajeros que esperaban allí también se llevaron un buen susto, cuando el viento, con las rachas más altas registradas en la comunidad, se llevó algunas lamas y el agua entró a raudales en el vestíbulo. Según fuentes del centro, no llegó a afectar a ningún vuelo, aunque sí causó incidencias con el transporte de maletas y obligó a los trabajadores a emplearse a fondo para achicar el agua.

TRABAJO POSPUESTO

Los vientos huracanados en la zona de Garrapinillos tumbaron otra decena de árboles, «al menos», según fuentes de los Bomberos de Zaragoza, que vieron casi colapsada la centralita por las llamadas de la zona. Ayer por la tarde-noche se dedicaron a retirar los más urgentes para permitir la movilidad, pero gran parte de la tarea tuvieron que dejarla para hoy, al ser peligroso trabajar de noche en según qué circunstancias.

La misma célula tormentosa afectó a también a Utebo, donde, según explicaba el alcalde, Miguel Dalmau, el fuerte viento acompañado de granizo cegó muchos alcantarillados, que inundaron vías y con ellas algún garaje, además de derribar árboles. Al parecer ninguno causó grandes daños.

La capital aragonesa fue la última en sufrir el azote del temporal, pero no la única y, proporcionalmente, no la más afectada. Este dudoso honor correspondió probablemente a Longares, la localidad zaragozana donde los destrozos fueron mayores

El alcalde, Miguel Jaime Angós, resumía «desolado» los efectos que un fortísimo e imprevisto vendaval causó ayer en la localidad zaragozana. «Nos ha dejado el pueblo destrozado», narraba el primer edil. En apenas diez minutos, en torno a las 15.30 horas, las fuertes rachas de viento causaron la caída de «una treintena» de árboles en diversos puntos del municipio.

Estos cortaron calles y dañaron dos vehículos estacionados, una de las primeras incidencias en ser atendidas por los agentes de la Guardia Civil y los Bomberos de la Diputación de Zaragoza que se desplazaron a la localidad, según explicaba el primer edil. El fuerte viento también derribó alguna tapia y fue de tal intensidad que arrastró «80 metros» el tejado de una nave agrícola que arrancó, «con vigas de 250 kilos. Ha sido tremendo», decía Jaime.

También hubo cables de luz y telefonía caídos, y tres torres de luz en las inmediaciones. La iglesia de la localidad también resultó afectada, al romper el granizo los cristales del campanario y penetrar la piedra y el agua en algunas de las capillas. Algunas zonas perdieron señal del teléfono, pero no la luz.

Sí hubo cortes eléctricos en algunas zonas de Ejea de los Caballeros, como también en Cerveruela y Nogueras, por postes eléctricos que o bien fueron derribados o estuvieron a punto de serlo. La carretera A-1203, entre Pinsoro y Bardenas, fue cortada por caída de árboles. Algo que también sucedió a media tarde con un carril de la A-68, a la altura de Alagón, localidad que sufrió también una granizada intensa, pero sin daños.

PISCINAS CERRADAS

Las caídas de árboles también fueron las protagonistas en Fuentes de Ebro, donde según explicó su concejal de Servicios Públicos, Javier Monforte, árboles desplomados de grandes dimensiones, como los plataneros, obligaron a cerrar las piscinas, donde además se estaban desarrollando actividades deportivas que tuvieron que cancelarse. Alguno de los tres vasos probablemente tenga que permanecer cerrado hoy, para retirarlos. Las incidencias en Fuentes también incluyeron un muro derribado en una cercana urbanización, y la caída de algún poste eléctrico que interrumpió el servicio.

Los incidentes de carácter similar se reprodujeron igualmente por Osera de Ebro, aunque fue un único árbol caído que los propios vecinos pudieron quitar de la carretera, según el alcalde, José Luis Périz. En Pedrola, contaba Felipe Ejido, sí tuvieron auxilio para despejar la vía, ante la multitud de ramas.

Curiosamente en Huesca, donde sí había alerta por tormentas, no había constancia de incidentes al cierre de esta edición.