La catedral de Tarazona sorprende al visitante por su belleza y sencillez, a pesar de su abigarrada decoración. Uno de los elementos mudéjares significativos del templo es el cimborrio, que según los investigadores se relaciona directamente con la historia y tradición de otros dos cimborrios fundamentales en el arte mudéjar zaragozano y aragonés: el de La Seo de Zaragoza y el de la catedral de Teruel. Los tres elementos poseen estructuras de raigambre islámica cuyo origen se remonta al arte hispano-musulmán de época califal. También tienen en común la intervención del maestro Juan Lucas Botero el Viejo.

En el cimborrio turiasonense se apreciaron por primera vez los indicios de ruina que en los años 80 obligaron a cerrar el templo. Ahora, sus tonos grises y dorados son el lugar más impresionante de la catedral, hasta el punto de que son conocidos como la capilla Sixtina del renacimiento español.