Ni una sola grúa se mueve desde este lunes en Aragón. La decisión del Gobierno de paralizar todos los sectores salvo los esenciales ha provocado que la actividad se detenga por ejemplo en las 25 promociones que había en marcha en Zaragoza. Los sindicatos y la patronal acatan «con absoluta responsabilidad» la decisión, pero también advierten de que el impacto en el sector y en la economía regional será «importante». No hay que olvidar que la construcción mantiene unos 32.000 empleos en la comunidad. Lo que más les preocupa es el efecto en las microempresas y autónomos que dependen directamente de la actividad, aunque obviamente todo dependerá de cuánto dure el parón. «Si llegamos a mayo en esta situación será una debacle», asegura el presidente de la Confederación de Empresarios de la Construcción de Aragón (CEAC), Juan Carlos Bandrés.

Todas estas razones habían llevado tanto a la patronal como a los sindicatos aragoneses a apostar en estas últimas semanas por mantener la actividad en las obras de edificación. De hecho, «la gran mayoría», según Bandrés, seguían en marcha. «Las medidas de prevención se estaban cumpliendo, el grado de concienciación era máximo y habíamos acordado con los sindicatos implantar en todas las obras la jornada continua, pero si el Gobierno ha tomado esta decisión será por algo», apunta el presidente de la patronal, que también es director general del grupo Lobe. Lo que sí hubiera gustado al sector es que el Ejecutivo hubiera planeado el cierre con algo más de tiempo de cara a una mejor organización por parte de las empresas. Con todo, entienden que el país afronta una situación «excepcional». «Al menos, la prórroga de 24 horas que nos han dado nos ha permitido realizar el cierre en mejores condiciones, porque sabemos que el domingo por la noche ya hubo gente que fue a algunas obras a preparar la clausura», explica Bandrés, que recuerda que en las promociones hay equipos de un gran valor económico.

Ahora todo eso ya importa poco y las empresas solo piensan en cómo retomarán la actividad tras esta parálisis. «Cuanto más tiempo dure más complicado será reactivar el sector, eso está claro», indica el responsable de la construcción de UGT Aragón, Manuel Grande, que recuerda que las obras mantienen a autónomos de fontanería, electricidad, carpintería metálica o transporte, entre otros. Precisamente, es esa inconcreción en los plazos lo que más «inquietud y desconfianza» genera en la actividad, como reconoce Bandrés.

Respecto a la fórmula elegida por la administración para capear este parón (que los empresarios sigan pagando a los trabajadores y luego se recuperen las horas), Bandrés reconoce que el objetivo del Gobierno es no tener que soportar los ERTE de un sector con tantos empleados. «Habrá empresas que no podrán aguantar mucho tiempo esta situación y se verán abocadas al cierre», advierte. No en vano, ayer ya hubo voces del sector empresarial que pidieron que el Estado asuma parte del coste de esos permisos retribuidos.

La suspensión de la actividad decretada por el Gobierno va a provocar que se paralicen obras tan emblemáticas en la capital aragonesa como la que Ebrosa está levantando en la plaza Europa, la torre que Plaza 14 está construyendo junto a la estación Delicias, la nueva fase del Seminario o la Facultad de Filosofía y Letras, entre otras.

Por otra parte, la patronal aragonesa también teme los efectos que esta crisis sanitaria puede provocar en la compraventa de viviendas en un futuro, al tiempo que considera que se podría posponer el inicio de nuevos proyectos de obra nueva. «Toda esta incertidumbre va a afectar, así como la parálisis administrativa que se está viviendo», indica Bandrés.

Dudas con las averías

Además de paralizar la construcción, la decisión decretada el domingo por el Gobierno generó cierta confusión en las empresas que se dedican a atender servicios de urgencia. «Imaginamos que podemos trabajar en estos casos, pero hay mucha confusión porque no se ha concretado sector por sector», lamentaron ayer desde la cerrajería Hermanos Justo. En este mismo sentido se manifestaron en una firma de desatascos, donde estaban esperando instrucciones de su gestoría. Más claro lo tenían los administradores de fincas. En efecto, y como dicta el sentido común, si se produce una avería de carácter urgente estas firmas podrán trabajar sin miedo a ser sancionados.