Seis personas han sido juzgadas este jueves en la Audiencia de Zaragoza, acusadas de formar un grupo familiar dedicado, supuestamente, a la venta de sustancias estupefacientes en clubes de alterne y pisos de prostitución de la capital aragonesa durante el año 2018.

La fiscala ha pedido cinco años de cárcel para cada uno de ellos por un delito contra la salud y otro de pertenencia a organización criminal. Asimismo, ha solicitado multas por un importe de 5.000 euros y que la medida de cárcel sea sustituida por la de expulsión de territorio nacional por un periodo de 10 años, salvo en el caso de uno de los acusados que posee la nacionalidad española.

Sus abogados defensores, Carmen Sánchez (representante de cinco de ellos) y Luis Ángel Marcén (de una imputada) han pedido la libre absolución argumentando que no había quedado probado que se dedicaran al tráfico de estupefacientes. Alternativamente, la primera letrada ha solicitado para sus defendidos dos años de cárcel, con la aplicación de la atenuante de drogadicción. Marcén, por su parte, ha manifestado que su patrocinada estaba al margen de todo y que vivía de su trabajo.

De hecho, durante la vista oral, todos los acusados han afirmado que tienen ingresos derivados de sus ocupaciones legales y que son consumidores de drogas. Un perito citado por la defensa, médico en un centro de salud de Zaragoza, ha asegurado que dos de los acusados tienen limitadas, «de forma grave», sus capacidades cognitivas y volitivas debido al consumo de cocaína y marihuana.

Los policías nacionales que realizaron la investigación han declarado como testigos que las pesquisas, realizadas a través de seguimientos y escuchas telefónicas, se iniciaron a raíz de la revisión de una serie de procesos de regularización para obtener la nacionalidad española que resultaron ser fraudulentos, con visados obtenidos por ciudadanos chinos en la embajada de Suiza en la República Dominicana.

Una red de cinco pisos

«Aseguraron formar parejas de hecho pero se comprobó que no vivían juntos», ha señalado un agente que ha precisado que al principio la investigación se centró en bares de alterne y pisos dedicados a la prostitución a los que supuestamente los sospechosos suministraban drogas.

Andando el tiempo (la operación se extendió de abril a noviembre del 2028), se comprobó que la droga se vendía en realidad en cinco pisos situados en distintos puntos de Zaragoza y que registraban «un trasiego continuo de personas subiendo y bajando por las escaleras». Estaban ubicados en la calle Arias, Anselmo Clavé, avenida Goya, Roger de Flor y avenida Navarra. En todos ellos se incautaron unos 80 gramos de cocaína y 14.000 euros.

Otro agente ha explicado que los acusados, en sus conversaciones telefónicas, se servían de expresiones en clave para ocultar que traficaban con drogas. Asimismo, ha indicado que en un coche del grupo familiar hallaron una "caleta" o compartimento, específicamente creado para ocultar alijos de droga.