El lucrativo negocio del tráfico de marihuana cada vez gana más adeptos en la provincia de Zaragoza, según se desprende de las notables cifras de decomisos de la Guardia Civil: En 14 meses, desde enero del año pasado, se han incautado de 3.889 plantas, más de una tonelada de droga pesada "en seco", aclaran. Fruto de estos decomisos se han detenido a 57 personas e imputado a otras 20 por delitos contra la salud pública. Las cifras son importantes, pero más aún si se comparan con las del 2012, donde en todo el año se aprehendieron de 152 kilos de maría.

Para el sargento primero jefe del Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) en Zaragoza, la única causa aparente de este boom del cultivo es la crisis económica, en una doble vertiente: lo rentable para el narcotraficante y lo barato para el comprador. "Muchos detenidos nos lo dicen --explicaba el investigador--, que se quedaron sin trabajo por la crisis y se ganan la vida con esto", explica. "A título personal, creo que la explicación sería la crisis. Un cultivo normal de marihuana requiere poca inversión --y la venta de las semillas es legal--, y se vende a tres euros el gramo, seis el de hachís", explica.

ALTERNATIVA Un beneficio para el vendedor, pero también una alternativa barata para el consumidor, que va viendo más complicado acceder a drogas más caras como los 60 euros del gramo de cocaína. "También hay que tener en cuenta el ámbito en el que nos movemos, en las ciudades las aprehensiones de otras drogas son más abundantes", explica el responsable provincial del EDOA.

El sargento primero asegura que el aumento de los decomisos no ha tenido que ver con un refuerzo del servicio ni una orden especial de intensificar esfuerzos. "Se investiga al mismo ritmo, lo que ocurre es que hay más", afirma. Las investigaciones se vuelven algo más complejas porque sí se observan algunos cambios de tendencia, como el aumento de los cultivos en invernaderos preparados en detrimento de los cultivos en el campo. Esto permite obtener además hasta cuatro cosechas anuales.

Como explican en el cuerpo, las investigaciones no concluyen con los arrestos y los decomisos. Por ejemplo, recientemente han determinado que un invernadero desmantelado en Casetas, justo antes de que comenzara a producir --y en el que habían invertido miles de euros--, ocasionó además una defraudación de fluido eléctrico valorada en 6.000 euros, que también imputarán a los arrestados.

Otro de los problemas con los que se siguen encontrando los investigadores es la falta de conciencia ciudadana con las denominadas como drogas blandas y su castigo penal. "Sigue arraigada la leyenda urbana de que una plantación pequeña no es delito, cuando el cultivo, como el tráfico, es perseguible aunque se trate de una planta. También el consumo fuera del domicilio conlleva sanciones, aunque sean administrativas", recuerdan. A esto se suma "el desconocimiento respecto a los efectos nocivos para la salud", con la polémica sobre el uso terapéutico de la planta en algunas dolencias.