La Guardia Civil asumió ayer su segunda investigación por atropello con fuga en dos días. El de ayer se produjo en Épila y dejó herido grave, con lesiones en las piernas, a Ángel G., un vecino de Illueca -con familia en Épila- de 45 años, que se recupera de sus lesiones en el hospital Clínico de Zaragoza. A diferencia del ocurrido anteayer en Ejea, que causó la muerte a un inmigrante ghanés, en este caso los agentes cuentan con el testimonio de la víctima para ayudar a esclarecer los hechos. Uno de los extremos que investigan es si se produjo un tiroteo previo al atropello, pero dado que el caso está bajo investigación, el instituto armado no pudo aclarar si se halló algún arma o quién disparó a quien.

El suceso, en cualquier caso, se produjo en torno a las 13.00 horas, en la calle Cabezo Ballesteros. Por causas que se desconocen, un vehículo arrolló a Ángel G. y se dio a la fuga. Antes, algunos vecinos habían oído detonaciones. Si estos posibles disparos impactaron en el coche fugado, no es extraño que no se pudiera acreditar ayer si se produjeron, pero ni siquiera se supo si se encontró algún arma.

El suceso, en cualquier caso, generó «inquietud, como es natural, cuando suceden estas cosas» explicaba el alcalde, Jesús Bazán. La preocupación se tradujo en abundantes llamadas al 061, y la Guardia Civil desplazó efectivos de Seguridad Ciudadana, Policía Judicial y Tráfico, para «reforzar la seguridad en la zona». Al cierre de esta edición, el conductor no había sido localizado, como tampoco el autor del atropello mortal de Ejea de anteayer.

La información policial no podía fluir mucho por no entorpecer las pesquisas, pero los vecinos de Épila no podían dejar de vincular este episodio a los actos de vandalismo que, según enumeraban, se vienen sucediendo en la localidad, interpretados como sucesivos «ajustes de cuentas» entre clanes familiares.

No se registraba ningún hecho verdaderamente grave desde febrero del año pasado, cuando Francisco Javier Martínez fue asesinado de un disparo, presuntamente a manos de Cecilio G. G., otro vecino de la zona de los Cabezos. El incidente de ayer no parece relacionado con este antiguo precedente, pero los residentes sí lo hilan con las ruedas reventadas, coches vandalizados y otros actos que se registran en la localidad, más que los robos que tenían preocupado al vecindario en otro tiempo, tanto que llegaron a constituir una plataforma ciudadana.