Los peritos de la Guardia Civil que analizaron la mecánica del tiro mortal del crimen de Ricla mantuvieron ayer que este se produjo en una trayectoria «claramente descendente», con el arma situada por encima de la víctima, y a una cierta distancia. Algo que choca con la tesis de que el arma se disparó durante un forcejeo que sostuvo el acusado, Francisco Canela, durante su declaración.

Con los informes y reconstrucciones del instituto armado concluyó la vista de cinco días sobre el homidicio o asesinato de Robert Racolti, que murió el 10 de enero del año pasado en la bodega de Canela, en Ricla. El lunes, el jurado comenzará a deliberar sobre el asunto.

En sus conclusiones finales, la Fiscalía mantuvo los 19 años y medio de prisión que pide para el acusado por asesinato y amenazas a Verónica Zlatar, novia de Racolti y examiga suya. Y añadió una orden de alejamiento de 20 años respecto a ella y a la familia del fallecido, lo cual no es una petición de destierro para siempre como la de la acusación particular (que ejerce Critinan Anghel y pide 25 años por asesinato y tentativa), pero como mínimo le impediría vivir en su casa, ya que es vecino de la chica.

La defensa mantuvo su tesis de que se trató de un homicidio por imprudencia -accidental, en una pelea-, que debe castigarse con cinco años de prisión. Y en caso de que los jurados considerasen que hubo voluntad de matar, debería tenerse en cuenta que Canela iba bebido, confesó el crimen nada más cometerlo, era presa del pánico e intentó ayudar a Racolti practicándole los primeros auxilios.

Soraya Laborda, que defiende junto a Laura Vela al acusado, insistió al jurado en los múltiples indicios de pelea que había en la bodega, como los cristales rotos y la sangre del vestíbulo, anteriores al desenlace fatal producido en el baño.

Los peritos de la Guardia Civil, por contra, afirmaron que este forcejeo es «intrascendente» a la hora de analizar la mecánica del tiro fatal. Entre otros indicios, apuntaron que si la víctima no hubiese estado caída o sentada (en definitiva, más baja, midiendo 20 centímetros más), el fragmento de bala que salió del cráneo no hubiese acabado en el suelo, siguiendo la trayectoria descendente, sino que hubiese rebotado en la pared o el techo, y no había marcas de ello. También incidieron en que la masa encefálica que salió proyectada por la nuca acabó en el inodoro, lo que correspondería con la posición en la que ubican a Racolti.