No quiere protagonismo porque dice que «seguro» que hay otros profesores jubilados como él. Tampoco considera que su acción sea «nada del otro mundo». Sin embargo, Jesús Molledo, exdirector del instituto Ramón y Cajal de Zaragoza y profesor de Física y Química en el centro, sí hace algo fuera de lo común: seguir dando clase en el aula a pesar de estar retirado. «En el centro siempre hemos tenido una manera de entender la educación como servicio social y, sobre todo, como forma de eliminar desigualdades. Ese carácter de implicación con el entorno nos define», cuenta Molledo.

Hace unos días, profesores, compañeros de otros centros, alumnos, exalumnos y la asociación de madres y padres le rindieron un homenaje en el que, por encima de todo, alabaron su «pasión» por la enseñanza. Quieren que siga con ellos y Molledo ha dicho que sí.

Por eso, desde el colectivo de familias se han comprometido a hacer una aportación económica voluntaria para sufragar el material del laboratorio y que allí el profesor pueda echar una mano con los experimentos y proyectos. De este modo, seguirán los repasos por las tardes, fuera del horario lectivo, y también durante los días festivos a cargo del exdirector, que no dudó y ahora tampoco lo hará en abrir el aula para ayudar a los estudiantes con dudas y dificultades.

También el AMPA propuso al equipo directivo que el laborotario lleve el nombre de Jesús Molledo y la iniciativa ha salido adelante. «Estoy muy agradecido y el homenaje fue sobrecogedor. La implicación de los padres con el colegio es fortísima», dice.

El trabajo de Molledo, cuya carrera como docente la comenzó en el País Vasco, también ha tenido sus frutos en forma de resultados académicos, especialmente en asignaturas que, tradicionalmente, siempre tienen la etiqueta de difíciles. De hecho, el instituto Ramón y Cajal se presentan unas «tasas altas» de aprobados tanto en Física como en Química. «Hay notas muy buenas y, además, los chavales se sienten muy bien», dice, al tiempo que incide en el tipo de alumnado y ese fomento de la «igualdad» entre todos. «Casi el 60% del alumnado en Secundaria es emigrante, tenemos una multiculturalidad alta que titula en ese enseñanza y, en Bachillerato, más del 90% acaba con éxito», precisa.

Estudiantes preparados

El docente, que sigue en el Consejo Escolar o implicado en otras acciones como Proyecto Hombre o la Red de la Experiencia de Educación, también lidera la organización y preparación de la Olimpiada de Física en su fase autonómica.

«Contamos con un material de primera mano y no dudo en afirmar que el Ramón y Cajal tiene el mejor laboratorio de Física y Química de la comunidad. Todo lo que hay está elaborado por compañeros del departamento y los alumnos», explica satisfecho el profesor.

Entre los estudiantes que han pasado por sus clases está Estela Aguilar, Matrícula de Honor de Bachillerato, nota excelente en Selectividad y ahora estudiante del doble grado de Física y Matemáticas en la Universidad de Zaragoza, que solo oferta diez plazas. «Disfruto enseñando, pero mucho más cuando veo que los alumnos reciben e interiorizan ese aprendizaje. Muchas veces va más allá de los números, los profesores también tenemos que enseñar de la vida y debemos asumir ese compromiso», reitera Molledo.