La ataguía del proyecto de Lechago, la infraestructura para poder ejecutar el cuerpo de la presa, podrá comenzarse antes de dos meses, en cuanto estén finalizados el desvío de la carretera y el canal de derivación del río Pancrudo. Ese paso permitirá acometer el grueso de un embalse proyectado para almacenar 18,16 hectómetros cúbicos de agua.

La presa de Lechago se situará sobre el río Pancrudo. Pero la aportación principal de agua le llegará del río Jiloca, por un falso túnel y tras un bombeo que nacerá a 716 metros del embalse. Los primeros trabajos realizados --a punto de acabarse-- han sido el desvío de la carretera a Lechago (que la presa inundará) y el canal de derivación del Pancrudo.

La nueva vía medirá 4,84 kilómetros y la plataforma ya está lista. Se ha echado una primera capa de zahorras y hará falta otra antes de asfaltar. En cuanto al canal de derivación, se convertirá tras las obras en el desagüe de fondo. La estructura también se ultima en la actualidad.

La ataguía --pequeña represa para llevar el Pancrudo hacia la galería de derivación mientras se ejecuta la obra-- tomará forma en un mes y medio, en opinión de técnicos de la CHE. En la zona se ve una gran zanja que da idea de dónde se situará el núcleo de la futura presa. El agua anegará cultivos y una chopera.

Otra obra avanzada es una gran zanja excavada en la ladera de la margen izquierda del río hasta la que llegará el agua bombeada desde el Jiloca. Tras su construcción, se cubrirá de nuevo la zona --quedando la galería como un falso túnel-- para reparar la agresión ambiental.

Un pequeño azud en el Jiloca remansará el agua para conducirla por gravedad al otro lado de la carretera nacional 330, con una conducción hincada. Después, el recurso se bombeará hasta el falso túnel e irá, de nuevo por gravedad, al embalse.

Del Jiloca saldrá la mayoría de los 18,16 hectómetros cúbicos del embalse, pues la aportación media anual del Pancrudo es de apenas 14. La presa consolidará los regadíos del Bajo Jiloca, pero también laminará avenidas, abastecerá poblaciones y garantizará los caudales ecológicos.

Iniciada tres años y medio después de lo prometido, debe terminarse a mediados del 2006.