Antes de preparar la mochila diaria de los niños cara al nuevo, raro e incierto curso escolar, los padres y las madres deben tener listo su propio macuto paterno. Al menos, el mental, en el que hay que introducir grandes dosis de paciencia y confianza. Confianza en sus hijos e hijas porque por más extraño que sea el año académico los menores sabrán acoplarse. Son listos y entenderán las circunstancias (hablamos siempre de niños sin trastornos médicos). No es autoayuda barata, es ciencia.

«Si hay un órgano que sirve para adaptarnos es el cerebro. Y si un cerebro sirve para adaptarse es el de un niño sano», recuerda la pediatra y neuropediatra María José Mas, autora de La aventura de tu cerebro (Next Door Publishers). Antes de salir a la calle es importante mantener una conversación sincera y calmada con los peques. El psicólogo infantil Roger Ballescà recuerda que «no hay que mentirles ni ocultarles información que es importante para ellos». Una vez que hayamos hablado con ellos y después de que tengamos preparado el macuto paterno y materno, vamos al colegio. ¿Qué introducimos en él?

TERMÓMETRO: A partir de 37,5º, nada de ir al cole

Antes de entrar en el cole a los niños se les medirá la temperatura. Otra opción es que sean los padres los encargados de hacerlo en casa. ¿A partir de qué temperatura no debo enviar a mi hijo a la escuela? Según informa la Asociación Nacional de Pediatría, a partir de 37,5 grados, lo que en términos médicos se llama febrícula. Teniendo en cuenta que la fiebre (también la tos, la fatiga, la dificultad respiratoria y el dolor abdominal o vómitos) es un síntoma compatible con la infección por coronavirus, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se mostró tajante: «No concibo que ningún progenitor lleve a su hijo al colegio si no está en condiciones. Seamos serios».

MASCARILLA: Que sean varias y estén homologadas

Es muy importante que las mascarillas estén homologadas, recuerda la farmacéutica y divulgadora Gemma del Caño, que advierte de la importancia de que, escojamos el modelo que escojamos, se deben ajustar correctamente a la cara de nuestro hijo. Se puede optar por las quirúrgicas, pero en su opinión, la mejor opción es la higiénica reutilizable de talla infantil. Al ser lavables, también son las más económicas: cuestan alrededor de 80 euros para todo el curso frente a los 360 que implicarían las quirúrgicas de un solo uso.

En previsión de que se puedan perder o caer al suelo, es mejor llevar de repuesto, así que contemos un par de ellas como mínimo. A la hora de meterlas en la mochila, hay que hacerlo en una bolsa de tela (no de plástico). Del Caño no es partidaria de tocar las mascarillas, así que no recomienda escribir el nombre del niño en ella, ni siquiera en una esquina. Una alternativa que recomienda la experta es poner una de pegatina de colores en la goma para que el peque la identifique perfectamente.

GEL HIDROALCOHÓLICO: Cinco veces al día como mínimo

La normativa que ha sido aprobada por el Gobierno y las comunidades autonomas insiste en la importancia de la higiene para combatir al coronavirus. Los peques, y aquellos que no lo son tanto, deberán lavarse las manos cinco veces al día como mínimo. Lo mejor es hacerlo con agua y jabón, aunque también se puede usar gel hidroalcohólico. Pero ojo, no valen todos. Hay que cerciorarse de que tenga al menos el 70% de alcohol. Hay empresas que ya están poniendo en el mercado pequeños botes rellenables con motivos infantiles pero también en formato de pulsera. «Nos hemos pasado toda la vida diciéndoles a nuestros hijos que compartan. Este curso no hay que compartir nada. Ni mascarillas, ni gel, ni merienda, ni nada», según advierte Del Caño.

EL ALMUERZO: Con nombre y nada de compartir

Lo mismo que las mascarillas, el bocata o la fruta de media mañana es mejor que vaya marcado con el nombre del niño para que no haya confusión y ningún alumno ponga la mano en el sitio que no le corresponde. Lo mismo si llevan su propia botella de agua o su vaso. Los expertos recuerdan la importancia de concienciar a los críos sobre las normas. Todo ello, claro, sin alarmismos ni dramas. Con total normalidad. Para ello, es muy importante que los progenitores prediquen con el ejemplo. La normativa aprobada por el Ejecutivo y las comunidades autónomas insta a los colegios a abrir los comedores, algo que también recordó la ministra de Educación, Isabel Celaá, durante su reciente comparecencia en el Congreso de los Diputados haciendo especial mención a la importancia que tiene para el alumnado más vulnerable.

Las escuelas están haciendo también un tetris con los horarios del comedor. Para evitar aglomeraciones, habrá turnos para comer y el tiempo para almorzar será menor. Algunos colegios han decidido que los más pequeños (Infantil, hasta los 5 años) coman en sus aulas. Mientras, el bus escolar no tiene límite de aforo, pero cada niño se sentará siempre en el mismo sitio. La mascarilla es obligatoria a partir de 6 años y recomendable para los que tengan 3, 4 o 5.

UNIFORME: El del año pasado para ahorrar

Libros y chándal también irán a la mochila. A pesar de la incertidumbre que rodea el curso escolar, casi todas las familias tienen ya listos los libros de texto dado que en la mayoría de los colegios se encargan vía on line en junio. Es un desembolso que muchas familias ya han hecho. En los primeros cursos de primaria, teniendo en cuenta que también hay ya licencias digitales que pagar, el presupuesto se eleva a los 200 euros (tirando a lo bajo).

Con el uniforme y el chándal --prendas habitualmente caras-- los progenitores han sido más conservadores. «No sé cuánto va a durar el curso. Lo mismo dura 10 meses que dos semanas. Así que, en principio, mis hijas van a usar el mismo uniforme del año pasado. No pasa nada si les va un poco corto, pero no quiero gastarme dinero en balde», afirma Mónica Pastor, madre de dos niñas de 5 y 7 años, matriculadas en un colegio privado.

LA MERIENDA: Mejor en el parque y sin abuelos

Los papás y las mamás jamás entrarán en el centro escolar. No deben hacerlo en ningún caso, por lo que les tocará esperar a los pequeños a la salida, sin juntarse con otros papás. Las tardes de parque al aire libre son infinitamente menos peligrosas que en un espacio cerrado. Es una máxima que hay que tener en cuenta en este retorno al colegio. Si vamos a casa de los abuelos, hay que hacerlo con mucho cuidado, ya que la enfermedad castiga más a las personas con edad avanzada. Para empezar, nada de besos. «Hay formas de demostrar los afectos de manera menos contagiosas. Abrazarse por la espalda, por ejemplo», según sostiene y recuerda el médico Javier Padilla.