El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, y el delegado del Gobierno, Eduardo Ameijide, apostillaron las intervenciones del vicepresidente Arenas. Mientras Belloch pretendía ir más lejos que el propio dirigente popular y concretaba a su albur sus compromisos, Ameijide concretaba responsabilidades del consistorio --tercer cinturón-- y del Gobierno --cuarto cinturón-- a los medios de comunicación. Para zanjar libres interpretaciones, Arenas recurrió a la ironía entre risas de los afectados: "Es el último día que comparezco ante dos señores que tienen como única finalidad apuntarme y matizarme. Con el delegado del Gobierno puedo hacer algunas cosas si sigue matizándome. Con el alcalde no puedo, aunque ya me gustaría".