--Hace 30 años del nacimiento del Seminario de Investigación para la Paz (SIP). ¿Cómo surge?

--Nació en el contexto de la Guerra Fría. En Zaragoza había una oposición popular muy fuerte a la base americana y se creó el Colectivo por la Paz y el Desarme, pues pensábamos que éramos un objetivo nuclear. Desde el centro Pignatelli, Jesús María Alemany y José Luis Batalla hablaron con el consejero de Cultura del primer Gobierno de Aragón, José Bada, y con miembros del colectivo para crear un foro de debate abierto a toda la sociedad. Era la primera vez que en España se sentaban a hablar los militares y los pacifistas.

--¿Qué ambiente que se respiraba entonces en Aragón?

--Había muchas actividades del Movimiento por la Paz, desde asambleas ciudadanas en la plaza de La Seo hasta actividades en los colegios, marchas a la base, conferencias por una Europa desnuclearizada... Hubo hasta un campamento de mujeres por la paz en el parque del Tío Jorge. Y el debate estaba muy vivo en los medios de comunicación.

--Pero España entró en la OTAN, cayeron los viejos bloques... ¿Queda algo en el seminario de aquella época?

--Permanece la idea de que la paz es una cultura, es decir, la filosofía de fondo. Pero el análisis geoestratégico del mundo ha cambiado. Y en parte ha dado razón a los pacifistas, que decíamos que la URSS no era un enemigo como para estar rearmándose constantemente, porque tenía los pies de barro. La llamada política de disuasión nuclear era muy peligrosa, pues la destrucción mutua estaba asegurada. Ha cambiado el papel de las armas nucleares, pero estas permanecen.

--¿Cómo les sentó la entrada de España en la OTAN?

--Que el referéndum de entrada en la OTAN lo perdieran los pacifistas fue una gran decepción. La interpretación en esos momentos era muy clara. Salió Felipe González en la televisión y dijo, básicamente, que si queríamos pertenecer al club de los ricos, a Europa, había que entrar en la OTAN. Y, claro, la gente dijo que sí.

--¿Y era imprescindible?

--Si hubiéramos sido capaces de tener un liderazgo como para decir que sí, que íbamos a pertenecer al club europeo pero planteando un modelo distinto, que no implicase pertenecer a la OTAN, hubiera sido una aportación estupenda para Europa. Este es un debate también muy actual, este año que hay elecciones europeas. No se trata de Europa sí o Europa no, sino de qué modelo de Europa queremos.

--El SIP nació vinculado a la Compañía de Jesús. ¿De qué manera ha marcado su devenir?

--Cuando en el 2003 se convirtió en fundación, eso se reflejó en que en el patronato hay un representante del Gobierno de Aragón, uno de las Cortes, dos del Centro Pignatelli y uno de la Compañía de Jesús. Y al principio, la trayectoria del centro de compromiso con la ciudad y de oposición a la dictadura le daba credibilidad ante el Movimiento por la Paz y ante los militares y otras instituciones. La compañía hizo de puente y permitió una confluencia muy plural. A mi nunca me han pedido el carnet de creyente.

--¿Dónde estaba usted en 1984 cuando se creó el SIP?

--Fui del grupo de personas que estuvieron en la fundación del Colectivo por la Paz y el Desarme. Y a partir de 1986 también en la revista En pie de paz. Venía a los debates y en muchas sesiones todos eran hombres, muchos militares.

--O sea, hubo mucho padre fundador pero solo una madre.

--En el debate estaba yo sola, casi no me atrevía a hablar. Pero nunca hubo ningún problema, solo que yo era muy tímida. Ahora, esto ha cambiado mucho y en los foros hay casi más mujeres que hombres.

--¿Quiénes quedan de aquella época en el SIP?

--Jesús María Alemany, por supuesto, que es el alma mater. Del primero momento quedan José Luis Batalla, Pepe Bada, José Ignacio Felices, Concha Roldán... Pero hay mucha otra gente que lleva muchos años.

--¿Cómo ha evolucionado el SIP desde entonces?

--Una de las innovaciones, en 1994, fue la realización de las Jornadas Aragonesas de Educación para la Paz, que se hicieron durante quince años. Se introdujo un convenio con la Universidad de Zaragoza para realizar cursos que dan créditos a los alumnos. Fue creciendo la biblioteca, nos abrimos a una mayor participación...

--Hoy día, ¿cuáles son los principales focos de interés de la investigación sobre la paz?

--Hay dos líneas. Una es el seguimiento de la coyuntura internacional y cercana. El año pasado dedicamos el seminario al impacto de la crisis en los derechos humanos y, este año, sobre el proyecto europeo. Y la otra línea es seguir profundizando en la gestión de conflictos, y en educar para la paz.