Me llamo Rebeca Cebrián, soy la directora adjunta del hogar San José de Teruel y me dirijo a ustedes ya que de primera mano, con noticias más acertadas y menos acertadas, han ido conocido la situación que ha vivido el centro. Quiero hacer una manifestación clara de cómo se vive en una residencia en la que, por todos los medios, se ha de evitar la entrada del dichoso virus.

En un centro trabajas con personas. Por un lado están las personas a las que cuidamos y por otro están los trabajadores. Llevamos unos cuantos meses escuchando día tras día noticias de residencias, pero no he visto en ninguna noticia de prensa que se haya escrito sobre lo que estamos viviendo en las residencias con la pandemia.

Hemos leído sobre las medidas tomadas por el Gobierno, pero no hemos leído que las medidas tomadas desde los poderes públicos llegaron tarde y que, a día de hoy, continúan siendo confusas, muy confusas. No hemos leído como las residencias han funcionado con menos personal debido a las cuarentenas y bajas laborales, ni tampoco sobre la imposibilidad de contratar por falta de profesionales. Mientras, los centros han estado informando de su situación de forma diaria a las administraciones y estas no han tendido una mano para facilitar la contratación de personal que afronte las bajas... Tampoco hemos leído en ningún lado el gran trabajo y la gran responsabilidad que todo esto conlleva.

Creo que el personal de las residencias, desde la gerencia a la atención directa (personal asistencial y sanitario) e indirecta (cocina, lavandería, limpieza, mantenimiento) han hecho un trabajo extraordinario. Y desde aquí felicito a gran parte del equipo de trabajadores del Hogar San José, dada a la presión tanto social como mediática a la que han sido sometidos.

Pero como en todo encontramos personal de todas las clases. Unos que aprovechan la coyuntura para dañar, difamar y crear una nube oscura que nada tiene que ver con la realidad, y otros que sufren las secuelas de un tiempo que para ellos fue como una pesadilla.

En primer lugar, me gustaría hacer referencia a que para las residencias en un hándicap importante encontrar personal cualificado, ya que el Gobierno se hace con todo el personal y, a su vez, es imposible para una entidad privada igualar el salario que las administraciones pagan. Por no añadir que estas no pueden compatibilizar su trabajo en el área sanitaria y sociosanitaria.

Es importante hacernos oír, porque nadie sabe el trabajo que lleva mantener toda la normativa activa por el Gobierno. Y es que hay muchos protocolos que carecen de sentido común. Un ejemplo son las cuarentenas de «falsos negativos o falsos positivos», lo que supone enviar a trabajadores a casa durante 15 días tengan o no un PCR positivo. Aunque este PCR sea negativo igualmente se han de mantener 15 días en casa. Ante esto mi pregunta es si, por este mismo motivo, todos los ciudadanos que somos negativos, deberíamos estar 15 días en casa, ¿no?

Las residencias son residencias, no son hospitales, pero increíblemente nos tratan como espacios sanitarios pero solo para algunos temas, lo que demuestra un desconocimiento bestial por parte del mundo sanitario hacia nuestro sector. Esto no es nada nuevo, porque siempre nos han ignorado y nos han hecho de menos. Producto de esta definición como espacio sanitario nos han dado la espalda pensando que nosotros podíamos atender una situación así, cuando una residencia nunca ha aceptado casos infectocontagiosos. Este punto debería estar claro, pero últimamente parece ser que lo está. Las residencias están para atender partes de las actividades básicas de la vida diaria, no para tratar patologías que deben ser tratadas en hospitales.

Nosotros cuidamos dando la máxima calidad en los cuidados, aunque está claro que la percepción no es esa. De la misma forma, en la residencia no obligamos a ingresar a nadie, es voluntaria tanta la entrada como la salida.

Me resulta indignante que teniendo la misma titulación los trabajadores TCAE y DUE que en un centro hospitalario, a los sanitarios se les aplaudiese a las 8 y a las residencias nos criticaran a las 9. Sinceramente, no he visto nada más injusto. Por no hablar del trato vejatorio con el que han sido tratadas las hermanas, las que vienen realizando una labor intachable desde hace muchos años. Cuanta deslealtad existe en estos tiempos en los que reina la crítica más que el agradecimiento.

Les invito a reflexionar, a ser más objetivos en sus críticas, a ser más conscientes en sus pensamientos hacia estos centros. Podemos decir que, a día de hoy, estamos mucho más preparados para un rebrote que un hospital. Será tal vez, porque, desde el pasado día 18 de junio hemos tenido siete inspecciones. No sé si será el caso de los demás centros, el nuestro sí.

Estamos esperando que alguien reconozca la gran labor que realizan las residencias, porque no es lo mismo hablar desde fuera que trabajar desde dentro. Sí que me gustaría agradecer a los médicos de centro de salud Ensanche por la unidad de apoyo de atención primaria. Los tres médicos que tenemos como referencia nos hacen la vida muy fácil. Son nuestro primer contacto con Sanidad, y partiendo de la base de que las personas mayores que están en residencias tienen exactamente los mismos derechos que los mayores que están en su casa, dan servicio a los mayores en nuestro centro. Y aun, siendo escasa su capacidad por la falta de recursos humanos, trabajan codo a codo con nosotros, aun con todas las dificultades que también tienen. Responden a nuestros llamamientos de forma rápida y eficaz.

Por último, agradecer también a los responsables de la aplicación de SIRCOVIC, en especial a Mario, María del Mar y Miriam por su enorme paciencia. Somos muchos centros y nos dan respuesta a todos, asesorando, informando y marcando unas directrices que hacen que nuestro día a día sea un poquito más fácil.