Gonzalo cumplirá 70 años el próximo martes. Por meses no se quedó fuera del programa de cribado de cáncer de colon --se realiza a personas de entre 60 y 69 años-- que, asegura, le salvó la vida. El pasado verano, tanto él como su esposa recibieron una carta de su enfermera invitándoles a hacerse la prueba. "Nos expicaron cómo hacerlo. Era sencillo. Se trataba de recoger una muestra de heces y llevarla al hospital para ser analizada. Accedimos". Apenas cuatro días después, recibieron el primer revés. "Nos dijeron que una prueba había salido bien pero la otra había dado positivo. Solo quería que fuera la mía y que mi mujer estuviera bien. Afortunadamente, así fue", relata Gonzalo.

Fue el comienzo de un proceso que prosiguió con la realización de la pertinente colonoscopia. Ese día, Gonzalo se llevó el gran susto. "Me asusté mucho cuando vinieron a darme los resultados dos médicos y una enfermera". Sus temores se confirmaron cuando recibió la noticia. Tenía dos pólipos y un tumor maligno de 3 centímetros en el recto. Pero, pese al mazazo, Gonzalo no se vino abajo. "Me dijeron que el tumor estaba limpio, que no tenía ramificaciones. Se puede decir que había tenido suerte". Más pruebas completaron el análisis del tumor y una visita, una semana después, con el doctor Lanas, especialista en Digestivo, le aportó toda la información necesaria acerca de la operación y posterior tratamiento. "Salí tranquilo del hospital Clínico. El doctor me dijo que no tuviera miedo".

Todo se fue sucediendo rápido. A los diez días fue citado para la operación, que fue un éxito. Era el 27 de agosto. "Permanecí dos semanas ingresado. Tenía que llevar la bolsa durante dos o tres meses, pero me encontraba fuerte mentalmente. Estaba preparado", asegura. Y eso que dos amigos suyos no tuvieron tanta suerte. "Piensas en ellos, sobre todo, con el shock inicial al recibir la noticia, pero los médicos te animan, te dicen que estás joven y salí del Clínico deseando que me operaran cuanto antes".

No era la primera batalla de Gonzalo contra el cáncer. Cuando apenas sobrepasaba la cincuentena ya salió airoso de la lucha contra la enfermedad que, entonces, afectó a su próstata. "El PSA me fue subiendo desde 5,25 hasta que superó el 9 en apenas tres años", recuerda. La detección de células cancerosas le obligaron a pasar por 40 sesiones de radioterapia. "Ya llevo 4 años y medio con el PSA perfecto", subraya. "Si había salido bien de aquello también podía con esto".

Mayor de lo esperado

El análisis del tumor extraído reveló que había crecido considerablemente hasta alcanzar los 6,5 centímetros, pero Gonzalo salvó la vida. "Esa carta fue la mejor que he recibido. Me dijeron que, de no haber aceptado la invitación al cribado, podía haber muerto en un año y medio o dos, así que pido a todo el mundo que se haga la prueba".

Ahora, con diez kilos menos, Gonzalo celebra que en enero le quitarán la bolsa y su vida recobrará la normalidad casi absoluta. "No tengo que hacer nada salvo limpiar la bolsa cada dos días. Eso sí, no puedo ir a cualquier baño porque debo extremar las condiciones higiénicas y tengo que comer cinco veces al día para no ir estreñido. En definitiva, cuidarme un poco y es lo que pienso hacer".