Es casi una paradoja, pero el conductor cuyo vehículo produce un sonido que rebasa supuestamente los valores permitidos está obligado a acompañar a los agentes de la patrulla antirruido al Depósito Municipal. En estas instalaciones se realiza la medición del ruido. Si el ciclomotor supera en menos de 5 puntos los 76 decibelios marcados como tope por la normativa municipal, se impone al conductor una multa de 90 euros, se le retira la licencia de conducir y se le da un plazo de 15 días para subsanar el problema. Si el exceso detectado es superior a 5 puntos, además de la multa de 90 euros se inmoviliza el vehículo, que debe ser transportado por una grúa al domicilio del infractor, y se le conceden 15 días de plazo para reparar el fallo.