La Guardia Civil destruyó 640 artefactos explosivos en la provincia de Teruel con origen en la guerra civil durante el pasado año, en el que atendió 76 incidencias relacionadas con proyectiles, granadas y otro tipo de elementos explosivos.

Según informó el instituto armado en un comunicado, se destruyeron 44 proyectiles de diversos calibres, 23 granadas de mano, 557 granadas de mortero, una bomba de aviación, 311 sustancias explosivas y 6 carcasas pirotécnicas, además de más de mil detonadores.

La provincia de Teruel fue escenario de muchas batallas durante la contienda y 79 años después siguen apareciendo proyectiles de la época que representan un peligro «extremo», según la Guardia Civil.

La labor de prevención y recomendaciones que difunde por la provincia respecto del peligro que supone el almacenamiento de este tipo de material sigue dando sus frutos, según el instituto armado, que resalta que el Equipo de Búsqueda y Localización de Explosivos (EBYL) de la Comandancia de Teruel y el Gedex de la Comandancia de Zaragoza han sido los que han atendido estas incidencias.

Si los artefactos no se someten a ninguna acción permanecen en estado «latente», pero si son manipulados el resultado más probable es la explosión. El instituto armado apunta que en muchas ocasiones existe un «exceso de confianza» debido al aspecto deteriorado del artefacto por la acción del óxido y el paso del tiempo.

Por ello, recomiendan que si se tiene contacto con algún objeto sospechoso de ser un artefacto explosivo no se toque ni mueva o altere de modo alguno, que se señale el lugar para reconocerlo posteriormente y se avise a la Guardia Civil.

El último suceso grave relacionado con la manipulación de explosivos ocurrió en el mes de septiembre del año 2014. Un padre y su hijo se ofrecieron a una vecina para limpiar una cochera de su propiedad. En el curso de la operación, el joven halló una bomba de fabricación italiana que pudo confundir con un componente de automóvil. Al manipularla, se produjo una explosión que le provocó la pérdida de las manos. Su padre resultó también herido, pero sus lesiones no revistieron tanta gravedad. El suceso desató una ola de solidaridad en Teruel, que se volcó para que la víctima recibiera el implante de unas manos ortopédicas.