Un recluso de la prisión zaragozana de Zuera se ahorcó ayer en su celda, utilizando un cinturón que había anudado a la ducha. El hallazgo fue realizado por los funcionarios cuando realizaban el recuento de las ocho de la mañana. Con éste son ya seis los internos fallecidos este año en diversas circunstancias en el centro penitenciario.

El fallecido, Emilio Perea Ortiz, de 45 años, era miembro de una saga histórica de atracadores de bancos que surgió en Zaragoza a finales de los 70 y tuvo su principal actividad en la década siguiente. En la actualidad cumplía una condena acumulada de diez años por robos en entidades bancarias, tras haber sido detenido en Fuenlabrada en 1998.

Según informaron fuentes de la Delegación del Gobierno en Aragón, el fallecido tenía una conducta normal en la prisión y trabajaba en el módulo de talleres, sin precisar ningún tipo de tratamiento psicológico. "Hacía dos días que había mantenido el último contacto vis a vis con su familia y el día anterior había estado jugando al parchís con otro interno. No mostraba problemas aparentes", añadieron.

El pasado jueves había acudido a la visita médica, sin que hayan trascendido los motivos de la misma. No obstante, desde que se inició el año actual salió cuatro veces de prisión para ser asistido en centros sanitarios, tres de ellas en plantas de infecciosos y una para realizarle una placa.

"MUY PELIGROSO" Perea tenía una larga trayectoria penitenciaria y había recorrido diversas cárceles desde que tenía 18 años. En Aragón estuvo en Torrero, Daroca y Zuera. Fuentes policiales, que le calificaron como un delincuente "muy peligroso", explicaron que, en los últimos 27 años, "alternó sus estancias en centros penitenciarios con periodos de libertad en los que casi siempre estaba en busca y captura".

Uno de los atracos atribuidos a Perea fue el que se cometió el 12 de enero de 1984 en la sucursal de Ibercaja en la calle de Hermanos Ibarra, donde los asaltantes mataron a un vigilante jurado y le robaron el arma. Como autor material del crimen fue condenado José Luis Fernández Delgado, otro delincuente "muy peligroso".

Perea estuvo huido desde este asalto hasta que se le detuvo el 22 de marzo de 1987 y se le juzgó como autor del asesinato un año más tarde en la Audiencia de Zaragoza, pero fue absuelto por falta de pruebas.

Desde que se puso en funcionamiento la prisión de Zuera han fallecido doce reclusos en este centro, por enfermedades terminales o por quitarse la vida voluntariamente, una cifra que resulta muy elevada, incluso para el sistema penitenciario español.

Sin embargo, la mortalidad se ha disparado este año en el centro de Zuera, donde ya han fallecido seis personas, la última de ellas una presa cuyo cadáver fue hallado en su celda esposado a la cama el pasado mes de julio.

El incremento de fallecimientos coincide con la masificación del penal, que fue construido para 1.006 presos y ya alberga a 1.700. Esta misma semana una comisión del Colegio de Abogados alertó a las Cortes de Aragón del deterioro de la vida en el centro por esta suturación.