El Director General de Medio Natural y Gestión Forestal del Gobierno de Aragón valora el estado de los bosques de la comunidad y las actuaciones que se realizan en cada caso en materia de prevención y extinción de incendios, para evitar que los daños en el entorno medioambiental sean los mayores posibles. Bayona trabajó como bombero forestal en la Brigada de Refuerzo para Incendios Forestales (BRIF) de Daroca del 2014 al 2018, así como en retenes terrestres de prevención y extinción de incendios durante las campañas del 2003 y 2004. Además, forma parte del Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón desde 2015.

¿En qué estado se encuentran los bosques en Aragón?

El año 2020 empezó con una situación de bajo riesgo de incendios. Ha sido un año muy lluvioso, con temperaturas suaves, incluso en verano. Que haya habido tanta humedad, hace que haya mucho material vegetal disponible pero todavía retienen mucha humedad los montes, la vegetación, el suelo... El riesgo es menor que el que se ha registrado otros años, que son más normales y no son tan lluviosos. Hasta que no avancen las temperaturas, el riesgo está siendo bastante bajo o moderado. Estos días aumenta un poco porque ya está haciendo calor, pero de cara a la extinción de incendios, entre la humedad que todavía conservan y el despliegue que tenemos, no existe tanto peligro como los años anteriores.

¿Se han llevado a cabo labores de prevención?

Un poco atípicas, por las medidas para hacer frente al coronavirus, pero nuestras brigadas forestales diseñaron trabajos preventivos. Al no poder desplazarse juntos en vehículos, se quedaron un mes de localización hasta que llegaron más medios. Por otro lado, nos ralentizó la paralización de los procedimientos administrativos y, por tanto, hemos intentado salvarlo como hemos podido. La borrasca Gloria provocó también muchos daños en varias comarcas de Teruel y en la parte sur de la provincia de Zaragoza. Daños graves que requieren de maquinaria y se han ejecutado a través de aprovechamientos forzosos adjudicados a empresas, que además repercuten con un valor para los ayuntamientos. A pesar de las dificultades, ya tenemos las zonas más graves avanzadas o adjudicadas para los próximos meses.

¿Qué peligros acechan a las masas forestales durante este verano?

Está terminando la época de cosecha y el trabajo con maquinaria agrícola en el cereal. Sabemos que es uno de los factores que causan más incendios, es verdad que los agricultores toman todas las medidas preventivas, se trabaja mucho la sensibilización y como son los primeros interesados, cada vez se progresa más en este aspecto. Lo que se prevé, es que cuando este riesgo disminuya, existan otros. Aragón es una de las comunidades autónomas que más riesgo de incendio tiene por rayo o por tormenta. Después, dependerá de cómo van evolucionando las temperaturas, pero también las precipitaciones a lo largo del mes de agosto, septiembre y octubre, un periodo en el que también pueden existe un elevado riesgo de incendio en el territorio.

En el territorio aragonés, ¿Cuáles son las zonas que corren más riesgo?

La Dirección General elaboró hace años un mapa que nos indica las zonas donde podemos tener un riesgo más alto de incendios forestales. Ha ido evolucionando en las últimas décadas por la influencia del cambio climático y, lo que antes era zona más fresca, ahora va cambiando. Todo el Prepirineo, el Moncayo, la parte del Bajo Aragón o del Maestrazgo, por volumen de vegetación y altas temperaturas, son lugares de alto riesgo. Está detectado y trabajamos en nuevos planes de defensa que cubran todo el territorio.

¿Estamos preparados para combatir estos riesgos?, ¿con cuántos profesionales contamos?

--Desde el 1 de julio todo el despliegue de personal funcionario, agentes de protección de la naturaleza y técnicos, y brigadas de Sarga están activos. Los datos lo dicen que hay un gran volumen de incendios en Aragón, pero no se hacen grandes, eso quiere decir que tenemos una capacidad de respuesta bastante rápida. Tenemos 8 helicópteros repartidos por la comunidad para atención de emergencia y 62 cuadrillas terrestres repartidas por todo el territorio. La dinámica nos dice que cada vez habrá más peligro y hay toda una serie de cambios que queremos abordar. Mejoras en la formación, en la ejecución del dispositivo, desarrollar las guardias, las suplencias… Conseguir profesionales especializados en estas situaciones y dar la mayor estabilidad laboral posible.

¿Qué valor considera que ha adquirido la protección y el cuidado de nuestro entorno natural con el paso de los años?

La gestión forestal que se hace en los montes aragoneses es fundamental. Aragón cuenta con una significativa cantidad de masa forestal y es imposible llegar solo con nuestros medios, para ello se trabaja en la implicación del sector privado. La madera tiene un valor económico importante, y los ayuntamientos, que son también los propietarios, pueden sacar rendimiento de sus recursos naturales. La mayoría de nuestros bosques son repoblaciones forestales de los años 50 y 60, que nunca se han trabajado y podemos conseguir que ahora esa madera tenga un valor energético. Uniendo estos factores, conseguiremos disfrutar de unos montes más limpios y bien gestionados, para que cuando suceda un incendio sea lo más atajable posible.

¿Nuestros bosques deben estar confinados o podemos convivir con ellos?

Toda nuestra naturaleza desde hace ya muchos años viene siendo gestionada. Nuestro paisaje lo ha hecho el hombre con sus actividades en el medio natural. Es cierto que generamos mucha presión sobre el medio natural pero también hay que reseñar que nuestra masa forestal requiere de un cuidado, si no se administra bien, acabará cayendo. Lo mismo pasa con otros ámbitos, se puede generar economía a través de nuestros recursos naturales y es perfectamente compatible con una adecuada conservación. Se trata, en definitiva, de lograr encontrar el equilibrio entre la gestión y la producción económica rural, que resulta primordial en muchas zonas aragonesas que tienen ya esa tradición de utilización de esos recursos forestales y debe seguir cuidándose.