Pese a reconocer la necesidad de reducir la basura que se abandona en las calles tras la actividad del rastro, los comerciantes pidieron un poco de comprensión a los ciudadanos. "Cada domingo pasan cerca de 20.000 personas por los puestos y es normal que con semejante masa de gente se llene todo de basuras, papeles y cualquier tipo de desperdicio. Sólo hay que pensar en cómo quedan las calles después de una manifestación", apuntó Fortuna . Otro vendedor, Domingo Díaz, recordaba también que no sólo debe culparse a los propietarios de los puestos. "Muchas veces son los propios clientes los que ensucian todo. Por ejemplo, las mujeres que compran un bolso y mientras van andando van sacando las bolas de papel que les ponemos dentro para que no se arruguen", explicó. Ambos coinciden en que los días de aire, la basura se multiplica.