Juan Villloro, en la presentación en Barcelona el martes pasado de su último libro de crónicas ¿Hay vida en la tierra? (Anagrama, 2014), se refirió a cuatro cosas: los marcianos, el asombro, el malentendido y el contrabando. Y aunque pueda no parecerlo guardan relación.

Life on Mars? esa canción setentera de David Bowie parece haber inspirado el título del nuevo libro del mexicano. Aquel tema del músico británico nos presentaba un pequeño y terrible "asunto divino": a marineros que se pelean en una pista de baile, a cavernícolas caminando, a Mickey Mouse adulto y convertido en vaca, entre otras visiones. Villoro rescata el anhelo puesto en los marcianos, que se presentaban como una utopía amable, unos seres amigables. Recupera ese sentir y lo trasplanta al ahora, cuando solo nos interesamos en nosotros mismos en la red. Son cien relatos que reflejan el asombro por lo común, por lo diario. La desesperación de quien tiene que escribir diariamente en los periódicos y olfatea el mundo preguntándose ¿dónde está el texto? para transformar la experiencia en historias. En cuanto al malentendido y el contrabando, Villoro contó en su disertación y por medio de una anécdota esclarecedora, la relevancia de los enredos; de los malos entendidos que entrañan las historias. Contó que estando el escritor Malcolm Lowry en México se topó en una fonda con dos letreros: Pollo espectral de la casa y Huevos divorciados.

El escaso control del idioma español del novelista inglés convirtió el especial en espectral, luego engrandeció la dimensión de esta comida. Un problema de percepción. El malentendido y su incomprensión mejoraron lo real. Y los huevos divorciados, que sí existen, son esos que se acompañan de una salsa de dos colores, verde y roja, también en este caso, con los ojos del extranjero, perfeccionaron lo cotidiano que se transforma en extraordinario.

¿Cómo una columna se convierte en un libro? Le preguntó el presentador del evento, el escritor Rodrigo Fresán. Son piezas de contrabando, aseguró el cronista. Aquellos artículos que intentaba colar de cuando en cuando como columnas. Historias mínimas de contrabando, alejadas de los rigores de la actualidad periodística, pero muy cercanas a lo cotidiano, a los malentendidos, a las marcianadas y los absurdos diarios de nuestra realidad más mundana. Pero hay que saber detectarlo, tener en la mirada ese temperamento y saber contarlos con el humor y la elegante ironía de Juan Villoro.

En total, cien historias de lo real componen ¿Hay vida en la tierra? Un título arriesgado también por su interrogante; en especial para el periodismo, que trata de evitar preguntas en sus titulares. Fresán señaló esta pregunta de inicio y Villoro recurrió al periodismo en su explicación. Qué hace un cronista sino preguntar y preguntar. Villoro nos presenta la realidad entre interrogaciones.