Nuevo incidente de seguridad en el zaragozano barrio del Gancho. Un joven de 31 años y de origen sudafricano fue abatido a tiros por agentes de la Policía Nacional, después de que previamente les encañonara cuando fueron a identificarle tras amenazar a varios viandantes con un arma de fuego.

Eran sobre las 17.30 horas y la sala del 091 (que durante las dos primeras horas de mañana del domingo estuvo operativa a medio gas por un corte de luz que impedía el uso de aplicaciones como AlertCorps o de los ficheros policiales) recibió las llamadas de varios vecinos de la calle Boggiero que denunciaban la intimidación llevada a cabo por un hombre que iba armado. Inmediatamente se trasladaron hasta el lugar dos dotaciones de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. Nada más llegar comprobaron que la alerta era real.

Los agentes se acercaron para pedirle que se identificara, pero el joven les encañonó. Ante el peligro que ello suponía tanto para los agentes como para los vecinos que se asomaban a ventanas y balcones, un agente decidió repeler la acción del delincuente con su arma reglamentaria.

Agentes de Policía Científica recoge pruebas en la zona. NURIA SOLER

Hasta una docena de detonaciones pudieron escucharse, hiriéndole de un disparo en una pierna. Un tiro certero realizado por un policía que, según sus compañeros es todo temple , y que le hizo caer al suelo a la altura del número 80. La calle estaba cortada por ambos extremos con los vehículos policiales.

La bala le hirió de gravedad, si bien su vida no corre peligro, según fuentes sanitarias del hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde ingresó. Los mismos policías a los que amenazó con su arma fueron los que le realizaron los primeros auxilios a la espera de la ambulancia.

Cámaras de seguridad

Hasta esta calle, en la que el Ayuntamiento de Zaragoza tiene previsto instalar cámaras para mejorar la seguridad dentro de un mes, también se trasladaron miembros de la Brigada de Policía Científica y el Grupo de Homicidios que investigarán este asunto. En un primer análisis del arma esgrimida por el sospechosa esta era real y estaba cargada con munición. Ningún agente resultó herido. Los agentes intentaron en numerosas ocasiones que dejara el arma en el suelo, pero el arrestado se mostró cada vez más agresivo, hasta el punto de que intentó acercarse a los cuatro policías cuando estaban parapetados. Este gesto fue el que les llevó a abrir fuego.

Algunos vecinos de la zona, que se encontraban en las inmediaciones, lamentaron que el barrio se viera otra vez envuelto en un suceso de este tipo. El domingo pasado fue un apuñalamiento con una catana.

«Qué pasada, esto se está volviendo la jungla», aseguró uno de los curiosos que se acercaron a la zona acordonada mientras los miembros de la Brigada Provincial de Policía Científica de la Jefatura Superior de Policía de Aragón trataban de recoger pesquisas e identificaban los lugares alcanzados por los disparos.

«Cuando he escuchado los disparos he bajado a la calle y ya he visto que estaba el hombre en el suelo», destacó Lhoussain Jospeh, residente en un portal cercano al tiroteo. Los disparos sonaron «como petardos muy fuertes», según otro vecino del barrio que se encontraba en la calle Cerezo, perpendicular al lugar de los hechos. Explicó que aunque las peleas y las detenciones son habituales en la zona, esta ha sido la primera vez que ha escuchado disparos.