La Hermandad de Donantes de Sangre recibirá la medalla de Oro de Zaragoza en un acto que se celebrará el próximo 9 de octubre y en el que también serán nombrados hijos predilectos y adoptivos de la ciudad los 62 fallecidos en el trágico accidente del Yakovlev 42.

Así lo decidieron los grupos políticos del consistorio en una reunión de la junta de portavoces celebrada el lunes. Los galardones, que se entregarán en el marco de las Fiestas del Pilar de Zaragoza, pretenden destacar cada año la labor de personas, entidades o colectivos en beneficio del conjunto.

Los partidos, en esta edición, han querido resaltar la tarea de una organización que está en marcha desde 1965. Con el nombre, entonces, de Hermandad de Donantes Voluntarios de Sangre de la Seguridad Social de Zaragoza, fue la primera entidad de estas características que se constituyó en España.

En 1967 comenzaron la extracciones en diversas localidades de la provincia de Zaragoza y nueve años más tarde una entidad bancaria aragonesa donó a la organización su primer furgón para el traslado de material y personal.

Actualmente, se puede donar sangre en 202 centros preparados para ello, además de en los Bancos de Sangre de los hospitales Miguel Servet y Clínico de la capital aragonesa. La Hermandad, presidida por Carmen González, persigue cubrir, mediante donaciones altruistas, las necesidades de sangre y hemoderivados de los hospitales y "fomentar el espíritu de solidaridad" en la sociedad, dejando de lado "cualquier provecho material o afán de lucro".

RECONOCIMIENTO Por otra parte, la junta de portavoces ratificó la decisión anunciada hace ya algunos meses por el alcalde, Juan Alberto Belloch, de nombrar hijos adoptivos y predilectos de la ciudad a los 62 fallecidos en el accidente aéreo del Yak-42.

Los muertos en el fatal siniestro nacidos en la capital aragonesa serán hijos predilectos de Zaragoza, mientras que el resto será nombrado hijo adoptivo. De los 62 fallecidos, 21 estaban destinados en la comunidad aragonesa.

Con este homenaje el ayuntamiento pretende recordar a las víctimas, algunos de cuyos familiares habían lamentado la falta de reconocimiento por parte de la ciudad. Carlos Ripollés preside la Asociación de Familiares de Víctimas del Yak, que agrupa a gran parte de los afectados. También pondrá a varias calles nombres de fallecidos.