"Cariñooo, ya he llegado". El gran hermano Pedro Oliva saluda a Inma González. Acaba de llegar de ver a sus ovejas y pide un minuto a la prensa para "darse un agua". Mientras, la gaditana dejar secar al aire una larguísima melena y se afana por esconder los zapatos que completarán un vestido de Vittorio y Lucchino con el que se casará con el aragonés, el próximo 5 de junio y en la iglesia de Nuestra Señora del Socorro de Benaluz (Cádiz). Pedro entra en un salón lleno de ovejas de todo tipo, desde las de peluche hasta un trofeo del busto de su difunto Saltador , que está colgado en la pared. Ambos se besan y anuncian: "Ya estamos listos. ¿Empezamos?".

Lo cierto es que son tremendamente afables, quizás demasiado confiados y se les ve muy enamorados. "No es lo mismo llevar una relación normal que la que hemos tenido nosotros, que nos ha obligado a hacernos más fuertes y unirnos más", explica Pedro. "La prensa seria nos ha tratado muy bien, pero no se puede decir lo mismo del club de los aficionados, porque les dan patente de corso y carta de periodista a gente que no lo es y que no tiene otra ética que el insulto".

En un año, el que ha pasado desde que salieron de Gran hermano han sobrevivido a mentiras, rumores y a la tentación de los lucrativos montajes que, sobre todo, le llegaron a la gaditana, a raíz de su pasada amistad con Jesulín de Ubrique. "Yo incluso tuve que dejar de ver la tele porque se me saltaban las lágrimas", añade Inma. Ella se ha adaptado "perfectamente" a Zaragoza y a su gente. Encontró en su futura suegra una aliada perfecta. Y dice que ni siquiera le afecta el cierzo, aunque ya venía "entrenada" por el viento del Levante gaditano.

Tanto ella como su futuro marido hablan por los codos. Se interrumpen continuamente y casi resulta difícil hacer una entrevista. "En esta casa no se aburre nadie", dice Pedro. La susodicha casa es la misma en la que él vivía en la zona vieja de San José, un segundo sin ascensor, donde la pareja residirá próximamente. "Mi proyecto es volver a la diputación", asegura el aragonés. "Y yo tengo que ponerme a trabajar en algo, porque no me puedo estar parada", apostilla ella. En cuanto a lo de los niños, "será lo que el cielo mande", aunque Pedro ya está deseando tenerlos.

Pero eso será después de la boda, que ahora mismo centra todas sus miradas, y de una luna de miel "caribeña", en la que ella espera que Pedro no luzca esas "horribles" camisetas de tirantes que popularizó en Gran hermano . "De momento, ya le he tirado tres, pero le quedan otras tantas", explica la gaditana. Sin embargo, con la afición del aragonés por sus ovejas, lidia bastante bien.

Por su parte, a Pedro no le faltan piropos para su futura mujer. Por eso, cuando les preguntaron qué monumentos querían ver en su luna de miel, dijo que "valía con playa y palmeras, porque para monumento está ella".

"Estoy deseando verla vestida de novia, aunque yo también voy a estar más guapo que nunca con el traje que la firma aragonesa Giovanni Valdi me ha confeccionado", dice Pedro.

Todo para compartir la alegría de su boda, en la que les acompañarán padres, amigos e incluso compañeros del PAR de Pedro y la presidenta del Club de Fans de Asturias de Inma. Alegría por partida doble, porque han vendido su exclusiva a Lecturas y Hola . Será un enlace televisivo y a todo color.