Los expertos determinan que en un plazo de entre 20 o 30 años la masa de hielo del glaciar de La Maladeta (Huesca) se habrá fundido. Es uno de los datos que se expuso ayer en la jornada Adaptación al cambio climático del glaciar de La Maladeta que se celebró en la sede de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

En la primera parte de la jornada se analizaron los últimos datos disponibles que indican un retroceso de unos 20 metros de profundidad desde los años 90, cuando comenzó el seguimiento sistemático de los glaciares como uno de los indicadores clave de la evolución del cambio climático.También da idea de la clara regresión del glaciar, la medición de la superficie del cuerpo principal del glaciar que en la última campaña es de 23,31 hectáreas, frente a 50 hectáreas al inicio de la serie.

La plataforma de intercambio y consulta de información sobre adaptación al Cambio Climático en España (adaptecca.es), presenta doce modelos climáticos para dos escenarios climáticos de emisiones de gases de efecto invernadero (RCPs), que los investigadores cogieron como base para las proyecciones futuras mediante el desarrollo del modelo hidrológico. El modelo hidrológico distribuido ASTER permite, según estos expertos, tener en cuenta la acumulación y fusión de hielo y nieve, la cota, orientación y pendiente del glaciar y su transformación en agua de escorrentía. Pese a ser un fenómeno muy complejo y muy sensible a las variaciones climáticas, las mediciones hechas hasta la fecha han hecho posible que el modelo pueda estimar la evolución futura del glaciar, calculando una permanencia del glaciar de entre 20 y 30 años para los escenarios más pesimistas.

«Los glaciares son valiosos testigos de la actividad nival y por tanto hidrológica. Proporcionan información sobre acumulación anual y acusan las variaciones interanuales del clima en forma de fluctuación de sus frentes», señalaron estos experos. Su estudio se convierte así en un instrumento útil para medir el sentido y magnitud de los cambios climáticos y en el caso concreto de los glaciares pirenaicos, como el de La Maladeta, su posición meridional los convierte en un valor excepcional y casi único a nivel internacional.

La última parte de la jornada estuvo enfocada en el apartado técnico del seguimiento, donde se ha explicado que en La Maladeta se instalaron en 1991 siete balizas en el cuerpo del glaciar para los trabajos de balance de masa y movimiento superficial del hielo y se han realizado reinstalaciones de estos elementos a medida que iban quedando inoperativos por aflorar del hielo, contabilizándose un total de 26 balizas instaladas a lo largo del tiempo. Actualmente quedan una baliza instalada en el 2007, tres en el 2013 y la instalada en 1991 en la parte alta del glaciar.

Este proyecto cuenta con el respaldo del Ministerio para la Transición Ecológica del Gobierno central, a través de la Fundación Biodiversidad.