En décimas de segundo, Alfredo Saiz saltó ayer de la silla de los testigos, en la Audiencia de Pamplona, y se abalanzó contra la acusada María Pilar Pueyo, a la que propinó una patada antes de ser inmovilizado por dos agentes de la Policía Foral.

El suceso tuvo lugar durante la tercera sesión del juicio por el asesinato de José Luis Madurga, el representante de joyería de Zaragoza que fue degollado en Tudela el 12 de noviembre del 2001.

Hijo del propietario de la joyería César Saiz, para la que trabajaba la víctima, Alfredo Saiz se mostró visiblemente afectado desde el comienzo de su declaración. Entre sollozos acertó a destacar "lo buena persona que era José Madurga", con quien dijo tener una relación profesional más estrecha que su padre.

María Pilar Pueyo está acusada de ser la persona que atrajo a Madurga hasta su lavadero de coches sirviéndose de que se conocían desde hacía años, ya que esta mujer había llegado incluso a colaborar con ellos en la venta de joyas.

La agresión se produjo instantes después de que el magistrado presidente, José Julián Huarte, propusiera al testigo por segunda vez suspender su declaración y de que éste dijera que Madurga jamás acudía a una cita que no ofreciera suficientes garantías de seguridad. La Policía se lo llevó de la sala de vistas sin que opusiera resistencia.