La historia que esconde tras la chapa metálica el solar del 101 del Coso de Zaragoza es conocida por todos los vecinos, al menos los más mayores. Todos recuerdan que hace años había una placa con la inscripción que indicaba que allí terminaba la ciudad, que era un punto estratégico en época romana y que ahora es histórico, porque mantiene los restos de la muralla.

Posiblemente esa placa que resume su gran valor vuelva a lucirse una vez que se terminen las obras del nuevo edificio que está en marcha. Esta zona conocida como Las Piedras del Coso albergará diez viviendas de tamaño coqueto, de unos 45 metros cuadrados que, según las inmobiliarias, son perfectos para el alquiler o para convertirlos en pisos turísticos en la zona.

«No es cualquier lugar porque en el 101 se encontraba el antiguo cuartel de los judíos. Esta era su zona, que luego se prolongó por las calles Urrea, Hermanos Ibarra y alrededores», explica Daniel Portero, de la Asociación de Vecinos San Miguel y sufridor de las actuales obras. «Van a buen ritmo, a las ocho de la mañana ya están trabajando. Tienen mucha prisa», comenta. Y es que las obras, para bien o para mal, nunca gustan entre el vecindario.

Precisamente en la calle Hermanos Ibarra hay otra promoción de alojamientos en marcha, donde se van a construir 16 pisos passivhaus, un tipo de casa en la que se utilizan los recursos de la arquitectura bioclimática combinados con una eficiencia energética muy superior a la construcción tradicional.

La muralla que emerge del solar del Coso 101 cierra el camino que se inicia en San Juan de los Panetes y que alcanza el torreón de la antigua Caesaraugusta y que se descubrió hace unos años en los sótanos de varios inmuebles y establecimientos contiguos en el Coso bajo, junto a la plaza de la Magdalena.

La casa de Las Piedras de Coso no es la única que esconde una larga historia bajo sus cimientos. Lo mismo le sucede a la llamada Casa Testigo de Los Sitios, de los últimos años del siglo XVII y situada en el número 16 de la calle del Doctor Palomar, en el Casco Histórico.

Está catalogada como Bien de Interés Cultural desde el 2002 porque en su fachada hay restos de los proyectiles que lanzaron los franceses durante las batallas acontecidas entre los años 1808 y 1809.

El futuro de ambas residencias se vio truncado por la crisis económica e inmobiliaria. Pertenecían a promotoras que no pudieron hacer frente al pago de las deudas acumuladas durante la crisis y que entraron en concurso voluntario de acreedores. En los dos casos, la Justicia acordó la disolución de las compañías y sus bienes pasaron a ser gestionados por administradores concursales que, posteriormente, sacaron a subasta.

Con ubicaciones privilegiadas, no les faltó interesados en la puja. La Agencia Estatal situó en 700.000 euros el valor de la subasta del solar del Coso y en 1,4 millones de euros la casa de Los Sitios, aunque finalmente se quedó en la mitad, en 650.000 euros.