El histórico atracador zaragozano Mario Gracia Miranda se sentó ayer en el banquillo de los acusados, treinta años después de su primer juicio. Fue en el Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria, donde admitió ser el autor de un asalto, a punta de pistola, de una entidad bancaria en la capital vasca. Inicialmente, se enfrentaba a cinco años de cárcel, si bien llegó a un acuerdo por lo que será condenado a tres años y medio de privación de libertad.

Este hombre reconoció ante los magistrados el atraco que perpetró el 8 de mayo del 2017 a una sucursal del BBVA. Intentó evitar ser identificado gracias a una peluca de color moreno y una barba, si bien un análisis de ADN a unos billetes manchados de sangre llevó a su detención en diciembre del año pasado cuando abandonaba el Centro de Insercción Social Las Trece Rosas de la capital aragonesa en la que cumple el tercer grado. Una contundente prueba que ayer le impidió negar los hechos.

Mario Gracia Miranda actuó sobre las 14.15 horas. Entró a la sucursal, se sentó diez minutos analizando el escenario y después acudió con aparente tranquilidad a la caja. Con aparente tranquilidad le preguntó al empleado si podía ayudarle, a la vez que esgrimió una pistola. A continuación se dirigió al despacho de la directora, que en ese momento atendía a un cliente, y le exigió el dinero.

A continuación, este hombre, defendido por la abogada Olga Oseira, se dirigió a la habitación de la caja fuerte, junto a los dos empleados del banco y les mandó introducir el dinero en una bolsa de compra reutilizable. No le pareció suficiente y exigió que abrieran el reciclador. Fue el momento en el que se hizo el corte en la mano al intentar llegar a los billetes de 50 euros, si bien no lo consiguió. Ante ello, apuntó con su pistola a la directora y le pidió que abriera el cajero automático.

Tras conseguir 40.210 euros, decidió maniatar a los empleados y a los clientes con unas bridas de plástico en la habitación donde se encontraba la caja fuerte. Les amenazó con que no salieran hasta transcurridos diez minutos. En el historial de este histórico atracador destacan asaltos en Alicante, Almería o Logroño. En ninguno de ellos cometió delitos de sangre como el caso de Benito Ortiz Perea, fugado de la cárcel de Zuera.