Después de un año de pandemia es de vital importancia volver a hacer ejercicio físico pero aún mucho más es regresar de nuevo a socializar, a realizar actividades para entretenerse y si es menester, a echar un café después con esas personas con las que antes uno se juntaba diariamente y ahora ya casi ni se ve.

Justo eso es lo que han comenzado a hacer los que forman parte de los ocho hogares de mayores de Aragón que van a participar en una experiencia piloto para que las personas interesadas puedan apuntarse y empezar a formar parte de las actividades que se programen, con la idea de ver qué acogida tiene la propuesta y qué resultados se obtienen. Así que ayer, mientras la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, anunciaba la vuelta paulatina de estas actividades hasta el mes de junio, un grupo de hasta ocho personas disfrutaban de la gran mañana que hacía realizando deporte en el parque zaragozano de Macanaz. «Esta imagen de actividad y de personas mayores realizando deporte al aire libre nos llena de alegría y nos muestra que, muy poco a poco, las cosas están cambiando. Vamos a ser cautos, pero nos satisface ver que, con mucho cuidado, en grupos muy reducidos y cumpliendo todas las medidas de seguridad, podemos retomar alguna de las rutinas que formaban parte de nuestra normalidad», contó Broto.

Isabel y Consuelo, de 74 y 78 años respectivamente, mientras suben y bajan escaleras aseguran que era necesario volver y que se sentían genial. «Era imprescindible retomar las actividades», aseguró Consuelo.

Raquel explica que este tipo de encuentros «es lo mejor del día» y la encargada de guiar las clases, Sara Puértolas, le da la razón debido a que son conscientes de que hay muchas personas mayores que pasan prácticamente todo el día solas. «Han estado mucho tiempo en casa y el venir les sienta muy bien y es sobre todo un estímulo social el saber que van a ver sus amigos».

Jesús es el único hombre del grupo y aunque reconoció que la vuelta a la rutina de ejercicio físico le había costado, se encontraba muy a gusto volviendo de nuevo a hacer lo que le gustaba. «Estábamos deseando volver a empezar y también queremos recuperar el resto de actividades que teníamos en el centro de día al que pertenezco».

De momento, todos ellos se tendrán que conformar con esta prueba piloto y seguir haciendo los deberes para que ni las clases de francés ni la forma física se vayan olvidando.