Un hombre de 68 años falleció ahorcado el pasado martes tras descubrir que su madre, de 95, había muerto por causas naturales. Los hechos ocurrieron en una casa de campo del barrio zaragozano de Villamayor y los cadáveres fueron descubiertos en la madrugada de ayer por la Guardia Civil.

La anciana fallecida, Angelina M. A. vivía desde hace un año y medio en una residencia de ancianos para asistidos de la calle Don Jaime, el Pilar. La mujer estaba muy unida afectivamente a su hijo, Carlos T. M., quien, según testimonios recogidos en la residencia, acudía todos los días a las cuatro de la tarde para visitar y dar de merendar a su madre.

El fallecido era un jubilado que residía en el barrio de San José y que, según una vecina de Villamayor, realizaba trabajos de jardinería en la finca de unos conocidos.

En la tarde del martes, Carlos acudió como todos los días a visitar a su madre y preguntó en la residencia si podía llevársela a pasear al campo, ya que el calor había remitido y la mujer aparentaba encontrarse bien.

ALARMA Fue el personal de la residencia el que, alarmado porque se hacía muy tarde y la mujer y su hijo aún no habían regresado, alertó a la Policía de su prolongada ausencia, ante el temor de que les hubiera ocurrido algo.

Tras las indagaciones oportunas, los agentes se dirigieron a la finca donde Carlos cuidaba las plantas, situada a dos kilómetros del barrio de Santa Isabel, en un extenso paraje denominado El Llano. En el porche de la vivienda encontraron el cadáver de la anciana sentado en una silla de ruedas, sin que presentara signos de violencia.

En el jardín trasero de la vivienda estaba el cadáver de Carlos, colgado del cuello por una soga atada a un árbol. La juez del Juzgado de Instrucción número siete, en funciones de guardia, ordenó el levantamiento de los cuerpos y su traslado al Instituto de Medicina Legal, al tiempo que se localizaba e informaba a los familiares de las víctimas.

Aunque los investigadores de la Policía Judicial están pendientes del resultado de las autopsias, que se conocerá hoy, la principal hipótesis barajada apunta a una muerte voluntaria. El hombre no habría podido superar el dolor que le causó el fallecimiento de su madre, de la que vivía pendiente desde hace muchos años.

La noticia de esta tragedia no era conocida en la tarde de ayer por los vecinos de Villamayor, que señalaron a este periódico que los fallecidos no eran vecinos del barrio ni tampoco solían frecuentar el núcleo urbano.

La casa de campo, circunvalada por un elevado y espeso seto y con la puerta de acceso cerrada con una cadena, no presentaba ningún precinto policial, por lo que se presume que la investigación del caso se da por cerrada.