Un vecino de San José, de 30 años y nacionalidad ecuatoriana, fue detenido ayer por el Cuerpo Nacional de Policía por estrangular a su pareja, de 28 años y de la misma nacionalidad. El suceso tuvo lugar a la una y media de la madrugada de ayer, en la cuarta planta del número 103 de la Avenida San José.

Según las primeras indagaciones de la Policía, el posible móvil fue un ataque de celos del presunto homicida. La mujer, Angélica P. C. T., no había presentado denuncia alguna por malos tratos, y según los vecinos nunca se oían discusiones en la casa.

HIJOS En el hogar vivían también un niño de diez años, fruto de una relación anterior del hombre y una niña de tres, hija de ambos. Esa noche, la pequeña estaba al parecer con un familiar. Pero el hijo mayor sí que estaba presente y aunque no presenció los hechos sí escuchó a sus padres discutiendo.

Tras estrangular presuntamente a su pareja, Luis Eduardo C. S. huyó del piso y el hijo mayor, tras comprobar el estado de su madre, llamó a un tío suyo para decirle que su padre se había marchado de la casa y que la joven no se encontraba bien. Varios miembros de la familia acudieron entonces al domicilio para ver lo que ocurría.

Tras atender al pequeño y darse cuenta de la situación, la familia bajó a la calle y dio el alto a un coche del Cuerpo Nacional de Policía, que patrullaba por el lugar. Los agentes encontraron el cadáver de la mujer, con evidentes signos de muerte violenta. Al lugar de los hechos acudieron otras unidades y la Hermandad de la Sangre de Cristo, para trasladar el cadáver.

Tras recuperar el control de sí mismo, al cabo de aproximadamente hora y media, el presunto homicida llamó a uno de los familiares que había acudido a la casa, para confesarle lo sucedido. El familiar le cedió el teléfono a uno de los agentes, que convenció a Luis Eduardo C. para que se entregase. El presunto homicida acudió a su domicilio y la Policía le detuvo. Ayer fue interrogado y hoy estaba previsto que pasara a disposición judicial.

VECINOS Ayer, los vecinos no salían de su asombro ante lo sucedido. "Nunca les oímos discutir, y ni siquiera ayer nos dimos cuenta de nada, con todo el jaleo que se debió armar", narró el propietario de uno de los pisos de la misma planta. Según aseguraban varios de los residentes, la pareja llevaba seis meses viviendo de alquiler en el bloque y no daban problemas, ni se relacionaban mucho con el resto. "Volvían tarde de trabajar y los fines de semana se iban, no los veíamos mucho", contó una vecina.

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