Pedro Blasco Yunta, de 55 años, que fue detenido el pasado miércoles en Pozondón junto con su hermana Isabel, de 60, por el supuesto asesinato de su progenitora confesó nada más ser detenido por la Guardia Civil que asfixió a su anciana madre y luego emparedó el cadáver en un armario para seguir cobrando la pensión que esta percibía. Pero, a renglón seguido, aseguró: «Mi madre no está muerta».

La autopsia deberá determinar el tiempo que la víctima llevaba muerta, pero hace más de dos años que los vecinos de Pozondón, en la sierra de Albarracín, estaban extrañados de no ver a la mujer, de 88 años, por las calles del pueblo.

Tras acabar con la vida de su madre, los hermanos Blasco introdujeron el cadáver en un armario empotrado que luego tabicaron. Se desconoce si la Guardia Civil halló el cuerpo durante el registro que practicó en la vivienda de los sospechosos el miércoles o si, por el contrario, fue el propio Pedro quien llevó a los agentes al lugar donde había emparedado a su progenitora.

En cualquier caso, el principal imputado, que permanece en dependencias de la Benemérita junto con su hermana, «no opuso resistencia» cuando los investigadores se presentaron en su casa, una modesta construcción de tres alturas, según manifestó ayer en rueda de prensa el subdelegado del Gobierno en Teruel, José Ramón Morro.

En la mañana de ayer, Pedro e Isabel, que gozaban del aprecio general de los vecinos de Pozondón, fueron llevados esposados al pueblo para que llevaran a cabo la reconstrucción de los hechos dentro de las diligencias para la elaboración del atestado. Ambos hermanos han sido imputados formalmente como supuestos autores de los delitos de asesinato y fraude a la Seguridad Social.

La familia Blasco residía en Pozondón desde hace 12 años, aproximadamente, tras haber residido largo tiempo en la capital de España, de la que solían volver con ocasión de las vacaciones y fiestas locales.

Los dos hermanos son solteros y, al margen de los ingresos de la madre, apenas tenían recursos, salvo las temporadas en las que Pedro era contratado temporalmente por el ayuntamiento para realizar pequeñas tareas en el municipio, desde limpiar las calles a atender el centro de interpretación existente en la localidad.

Varios vecinos consultados por este medio indicaron que Pedro e Isabel tienen un carácter retraído, pero que son personas sociables que nunca habían dado que hablar.

La noticia del hallazgo del cadáver de la madre en un armario cayó como un mazazo sobre el medio centenar de personas que vive en Pozondón, un pueblo situado a más de 1.4000 metros de altitud y que casi se vacía en invierno por las duras condiciones de vida.

Una vez que la Guardia Civil haya completado el interrogatorio de los detenidos y antes de que expire el plazo de 72 horas para su custodia, los hermanos serán llevados ante el juez.