El Jardín de las víctimas del atentado del hotel Corona de Aragón, en la avenida José Atarés de Zaragoza, fue escenario ayer del homenaje a los 78 fallecidos y 64 heridos en el incendio más trágico que ha sufrido la capital aragonesa, del que se cumplían 40 años. Un tributo que reunió a las familias y supervivientes de la tragedia, que rindieron homenaje a sus deudos con rosas blancas por cada una de las víctimas. Estuvieron arropados por un buen número de representantes políticos, incluido el exalcalde Pedro Santisteve, de diversas asociaciones y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

«Pocos incendios de edificios similares han causado tal cantidad de muertos y heridos», recordaba durante el acto de homenaje Fátima García, portavoz de las víctimas y familiares. Recordó cómo aquel 12 de julio de 1979, el hotel estaba muy concurrido, con un 70% de ocupación, con huéspedes de toda España y del extranjero, cuando se desató el fuego que se extendió rápidamente, pese a la rápida llegada de los bomberos, que tenían el por entonces único parque al lado.

Al jardín también se acercó Ana Hinojosa, trabajadora del hotel. A ella no le sorprendió trabajando, porque tenía el día libre, pero en el fuego sí falleció su compañera y amiga Maite, de la que recordó que, antes de perder la vida, llamó a todas las puertas de la planta para avisar a los clientes y logró salvar a una de las familias. «Todos fueron víctimas y es una pena que no se reconozca que fue un atentado», expuso la extrabajadora del hotel.

Al acto también asistió el alcalde Zaragoza, Jorge Azcón, quien intervino tras el minuto de silencio en el homenaje para lamentar, en la misma línea, que los fallecidos «tardaron mucho más en ser reconocidas como víctimas» que en otros sucesos.

«Posiblemente el atentado del Corona de Aragón ha sido uno de los más cruentos que hemos tenido en Zaragoza», consideró Azcón, en su discurso, en el cual remarcó la «especial deuda» que tiene Zaragoza con los afectados por este suceso. Su tesón por el reconocimiento, afirmó, «ejemplifica perfectamente el esfuerzo de las víctimas por luchar, trabajar y tener el lugar que les corresponde en la sociedad»

María Gracia Roca, cuyo marido falleció en el incendio, también acudió al homenaje para dar voz a «una gran familia unida por el dolor innecesario de unos desconocidos terroristas», como una de las que más han luchado para que se reconozca el hecho como atentado terrorista.

RECONOCIMIENTO

En su intervención recordó el momento en el que, tras años de intentos, fueron reconocidos como víctimas del terrorismo. «En el año 2000, después de tanto pataleo, nos abrieron las puertas para empezar a escucharnos y nunca olvidaré ese día. Algo nuevo había empezado en mi vida», aseguró la viuda.

Roca mostró su agradecimiento al apoyo prestado por «los zaragozanos y aragoneses que ese día se tiraron sin pensar en el peligro del fuego y el dióxido de carbono», además del Ayuntamiento de Zaragoza como por el Justicia de Aragón a las víctimas. Pero consideró que el Gobierno de Aragón no ha estado a su lado de la misma manera. «Está a tiempo de rectificar», aseguró la mujer.