La mayoría de los vecinos del número 28 de la calle del Monasterio de Siresa siente un gran alivio tras la detención de José Antonio Martínez Juárez, pensionista de la Seguridad Social a los 40 años y presunto autor del homicidio cometido el pasado sábado en el club de alterne La Asturiana, donde otro vecino de Las Fuentes, Juan Bautista García Jaqués, recibió dos puñaladas mortales. "Al menos, se han acabado los alborotos nocturnos durante una temporada", comenta un jubilado.

En el barrio no tienen seguridad de que el detenido, Antonio, el loco , no vuelva a quedar libre "en un plazo más breve que largo. Ha sido arrestado otras veces y al día siguiente estaba en la calle", explica un vecino.

Su última detención se produjo hace un mes, cuando atacó al psiquiatra del centro de salud Las Fuentes-Norte que le atendía. "La Policía se lo llevó esposado, pero al día siguiente ya provocó otro incidente en el barrio. Otra vez ya intentó agredir a una enfermera", señalaron fuentes sanitarias.

A raíz de estos hechos se ha instalado un timbre en la consulta del psiquiatra conectado con el servicio de Admisión, para dar la alarma en el caso de que ocurra otro incidente violento. "No hay personal preparado en Admisión para hacer frente a esta contingencia. Lo que se necesita es un vigilante jurado,como hay en otros centros", añadieron las citadas fuentes.

En la comunidad de Monasterio de Siresa donde reside Martínez Juárez ya habían empezado a habituarse a los desmanes de éste. "En una reunión vecinal para estudiar qué podíamos hacer ante los destrozos que causaba, el administrador mostró un escrito que certificaba su enfermedad mental, y ya dijo que teníamos pocas opciones", explica un matrimonio joven.

Antonio el loco residía hasta su detención en el piso que dejaron sus padres al fallecer. "Su familia es excelente, nunca ha causado ningún problema. Sus padres eran muy buena gente, lo mismo que sus hermanos. Toño era un niño normal y muy educado. A mí me ayudaba a subir el carro de la compra. Luego se fue a la Legión y volvió estropeado", dice una de las vecinas más veteranas de la comunidad.

Desmanes

Desde entonces, las ha hecho de todos los colores. Ha roto a patadas las lunas de la puerta al menos en tres ocasiones. "Vuelve a casa a altas horas de la madrugada. A veces lo hace embriagado y, si tiene dificultades para encontrar la llave, rompe el cristal de la puerta para entrar", manifiesta otra vecina.

Sonsoles, que se encarga de la limpieza de la escalera, recuerda, sin embargo, que Antonio nunca se ha enfrentado violentamente a los vecinos. "También es cierto que siempre procuramos mantener la distancia. Si tarda en abrir la puerta, le franqueo la entrada. Una vez recogió a un mendigo en la calle y lo trajo a dormir a casa, pero no a su piso, sino al rellano de la escalera. Me asusté al descubrirlo", añade.

Los buzones de la correspondencia también han sido víctimas de su supuesto desequilibrio. "El suyo está siempre roto, pero también ha destrozado los de otros vecinos. Tras romper el último, se dirigió al presidente de comunidad para decirle lo que había hecho y lo pagó", relata una de las vecinas, para agregar a continuación: "Las cristaleras las cubre el seguro".

A sus 40 años, Antonio el loco figura como pensionista de la Seguridad Social y, al parecer, tiene una paga. Está sometido a tratamiento farmacológico por su demencia, pero, como señala una fuente sanitaria, "muchas personas no toman las medicinas recetadas y, en este caso, el problema se complicaba por un exceso en el consumo de alcohol. Si es imputable o no, es cosa de los jueces, pero alguna explicación habrá que dar a la familia del muerto. Cuerdo o no, tampoco puede quedar en libertad una persona tan violenta".

El presunto homicida esta ingresado en el hospital Miguel Servet para ser sometido a un estudio psiquiátrico por orden judicial.