La Audiencia de Zaragoza continuó este martes el juicio El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón concluyó que este hombre tenía el objetivo de matarla.

Los agentes destacaron la virulencia del fuego y explicaron que del análisis del teléfono móvil no solo recuperaron mensajes incriminatorios tales como «la he quemado viva» o «he ido y le he echado bolas de parobal encendidas», sino que hallaron una fotografía que él envió aquella madrugada en la que se observa dicho producto en una de sus manos. También resaltaron que en su primera declaración les explicó que estaba durmiendo, por lo que no podía saber lo que había ocurrido.

La Policía Científica, por su parte, aseguró que en ningún momento fue un accidente por una colilla mal apagada y apuntaron a un producto con acelerante que no pudieron determinar porque desapareció como consecuencia de las altas temperaturas que dejaron el sofá en un amasijo de hierros.

En la virulencia del fuego también incidieron los agentes de la Policía Local que fueron los primeros en llegar y en auxiliar a las víctimas. Uno de ellos relató que, de repente, oyeron sollozos pero que era tal la densidad del humo que no veían nada. Que se guiaron por los mismos "y que la suerte de un cambio en la ola del fuego hizo atisbar un brazo del menor". "Cuando lo sacamos era como un muñeco, estaba inconsciente", señaló.

La abogada de la acusación, Laura Vela Sevilla, pide 29 años de cárcel. La defensa, ejercida por Óscar Espinosa, niega los hechos y pide la absolución para el procesado, aunque podría cambiar ya que el juicio continuará este miércoles.