Casi todos ven el horizonte oscuro, confuso, incierto. Son muchos los enigmas que quedan por descifrar, sobre todo en cuanto a tiempo, modo y duración. Es decir, cuándo y cómo será la vuelta, también cuánto se extenderá el miedo, el nuevo respeto que tendrá el cliente con el que todos cuentan desde el mismo día del regreso. Negro ataúd no lo ve nadie por el momento, al menos del significativo ramillete que viene a continuación. Más bien gris oscuro. Sí han oído hablar, claro, de que habrá quien no soporte la crisis. Persianazo, vamos, ya sea de entrada o en el periodo de recuperación que más de uno entiende como condena. No es el caso aquí, aunque saben que tendrán que apretar los dientes para superar la muralla de pagos acumulados. Ningún tipo de empresa se salva de la crisis sanitaria, pero el sector hostelero es el más castigado.

THE IRISH COFEE TAVERN

«Es una barbaridad lo que nos está pasando»

Adrián Sanz es el propietario de una pequeña taberna en la calle Supervía que sirve de magnífico lugar de reunión para los cerveceros de la tarde y los amigos del gintonic de medianoche, donde ha encontrado un amplio número de adeptos. Mucha clientela fiel de la que no puede decir cuánta volverá. Es fácil entenderlo con su primera explicación: «Hay gente que sí que tiene ganas de salir, pero cuando ese momento llegue también va a haber mucho respeto. Luego hay que pagar todo de tirón, y estamos hablando de una cantidad muy grande. Lo que quiero decir es que la gente también va a mirar a la hora de gastar. La hostelería es ocio y, si las cosas van mal, es un gasto que la gente se ahorra o lo deja para lo último, si le queda...».

No refuerzan ni impulsan las medidas que ha tomado el gobierno, la situación en la que han quedado muchos negocios. «Es una auténtica barbaridad lo que nos está pasando. No hay ayudas. He presentado un ERTE que todavía no me han aprobado y he tenido que pagar a los empleados de mi bolsillo. Aquí los dueños de los locales ni tenemos ERTE, ni cobramos la mitad, ni nada. Es cierto que te dejan aplazar pagos, pero tampoco son demasiadas facilidades».

Como tantos, en The Irish Cofee Tavern tratan de adivinar la fecha de regreso, para empezar a caminar de nuevo. «Yo creo que hasta finales de mayo, por lo menos, no podremos volver, pero la normalidad no volverá hasta septiembre u octubre», dice Sanz, que remata: «A ver qué pasa con los aforos. En mi negocio, por ejemplo, es algo muy difícil de regular con la gente en la barra».

TORRELUNA

«La sensación de incertidumbre es lo peor»

Bien distinto es el negocio en Torreluna, un monumental local especializado en eventos. Comuniones, bautizos, bodas y eventos de todo gusto se celebran en este palacio de la degustación que tenía la temporada bien cargada, como siempre que llega el tiempo más amable a Zaragoza. «Nosotros estamos perdiendo los tres mejores meses en eventos en Torreluna. Trataremos de recuperarlos entre julio y octubre, incluso en noviembre estamos consiguiendo poner algunos, pero cuanto más tarde en terminar la crisis, mucho más difícil lo vamos a tener después para recuperarnos», asegura Pedro Bellido, uno de los socios del famoso espacio de Miguel Servet, que no duda al explicar cuál es la peor sensación del momento: «La incertidumbre que tenemos es terrible, no saber ni cuándo ni cómo vamos a poder trabajar. Porque igual solo nos dejan abrir con la mitad del aforo, por ejemplo. Eso es algo que nos preocupa mucho».

Está de acuerdo Bellido en que las ayudas recibidas por parte del gobierno no son tales. «Solo ha dado créditos, no ayudas, y nosotros tenemos una pérdida de facturación directa. La imposibilidad de hacer despidos, además, nos obligará a abrir con la plantilla al completo aunque solo puedan acudir la mitad de los clientes, e incluso si van menos de esa mitad por lo que sea. Es decir, estamos obligados a abrir como si estuviéramos a pleno rendimiento pero sin estarlo. ¿Y entonces qué haces? Yo creo que la mayoría de dueños está siendo comprensiva, pero si no te dejan trabajar a tope va a ser una faena que algunos no aguantarán», concluye en coincidencia con una inmensa mayoría de empresarios del sector.

ALICE KYTELER

«Hay muchas dudas, vienen meses muy duros»

En el Alice Kyteler, un pub de prestigio y tradición en Doctor Cerrada, Chabi Ramos reparte críticas, convicciones, dudas y presagios de lo que está por venir. «De momento lo estamos viviendo con mucha incertidumbre. Primero porque no sabemos aún cuándo va a ser la vuelta, con todo lo que eso conlleva. A los trabajadores, en mi caso, se les ha aplicado un ERTE, pero cuando volvamos, que aún no sabemos evidentemente ninguna fecha, sabemos que no vamos a estar trabajando al nivel normal».

Aquí está la madre del cordero para muchos propietarios, convencidos de que el regreso obligatorio con la plantilla de trabajadores al completo les hará mucha pupa. «Imagino que a mucha gente de la hostelería le van a sobrar trabajadores al principio porque no se va a trabajar al mismo nivel que cuando se cerró. Hay que añadir que se supone que vamos a volver a trabajar hacia el principio del verano y Zaragoza es una ciudad que queda muy parada en esas fechas, que son las peores salvo que tengas terraza. Además, creo yo que cuando la gente salga irá con mucha cautela, y posiblemente al principio se decante más por sitios con terraza para guardar una distancia prudencial. De alguna manera se sentirán más seguros».

Por aquí trae Ramos, además, la otra retahíla de incertidumbres, más allá de fechas y números. «¿Nos van a hacer test? Si una vez abierto uno de los trabajadores se contagia y da positivo, ¿qué se hará? ¿Se le manda a cuarentena y a los demás trabajadores nos vuelven hacer test? ¿Antes de empezar se harán test para saber si hemos pasado alguno de los trabajadores el coronavirus y estamos inmunes o hay algún asintomático? En fin, hay muchas incógnitas todavía y lo que nos viene son meses muy duros hasta final de año», explica antes de entrar en la lista de temores de cada cual: «La temporada de más facturación en nuestro caso es desde el 15 de noviembre al 15 de enero, en plena campaña de comidas, cenas de empresa y las Navidades. No me quiero ni imaginar cómo puede ser ese periodo de desastroso. La temporada de más facturación puede llegar con la gente con miedo a estar en multitud. Y si no hay todavía un medicamento o vacuna fiable, imagino que con restricciones de aforo, además».

Queda un somero repaso a los números rojos de estos meses. «Las ayudas que nos dan a todas luces son insuficientes. De qué nos sirve pedir un préstamo si luego hay que devolverlo. No es lógico que no estemos facturando y tengamos que seguir pagando impuestos. Incluso fueron puntuales en el cobro de autónomos del día 31 de marzo, con la cuota totalmente integra. Y eso que llevábamos sin facturar desde el día 15 que se decretó el estado de alarma», concluye el dueño del Alice Kyteler.

CASA NOGARA

«Será importante que no haya más contagios»

José Manuel Antón es el propietario de esta acogedora taberna de comidas y tapas en Bruno Solano, donde miran al horizonte entre el resquemor y la ilusión por volver a empezar. «Ya estamos acostumbrados a las crisis, aunque esta vez nos ha tocado vivir algo que no habíamos vivido. Todo va a depender de lo que dure. De momento, hay que tener esperanza e ilusión y a la vuelta tratar de hacer las cosas bien y esperar que no cambien mucho los hábitos», remarca el dueño de Casa Nogara, consciente de que el confinamiento dejará daños colaterales en las relaciones sociales. «En bares pequeños, además, a ver cómo haces para mantener tres familias si te quitan capacidad y te reducen el aforo a un tercio o un cuarto».

«Somos un sitio pequeño y por ahora aguantamos; los que son grandes lo tienen más difícil. Pero, vamos, de las ayudas que hablan, nada. Te dan un préstamo que para lo único que te sirve es para endeudarte más», afirma Antón, que quiere ser optimista: «La esperanza no se pierde, ni las ganas de hacer las cosas bien, pero hay cosas que no podemos controlar. Por ejemplo, para que la gente se olvide es importante que no haya otra ola de contagios. Está claro que la gente va a tener más precaución e imagino que todos tendremos que trabajar con mascarilla, pero hay otras cosas que veo difícilmente controlables».

CAFETERÍA ENCUENTROS

«Aguantaremos porque no queda más remedio»

«Aguantaremos de momento porque no nos queda más remedio, pero tenemos un problema principal que es el tiempo. Es decir, cuánto se va a prolongar la situación actual. Cuanto más dure, más difícil será que vuelvan a abrir muchos negocios», resume Emilio Begué, propietario de esta conocida cafetería de la plaza San Francisco, que a estas alturas de año ya debería estar disfrutando de las bondades de su terraza y su extraordinaria ubicación.

Más allá de las medidas que haya tomado o tome en adelante el gobierno, Begué entiende que en las manos de los bancos estará el futuro de muchos. «A ver qué talante tienen para ayudarnos a salir de las deudas que se van a acumular durante estos meses. Y si resistimos, si seguimos, todavía hay que esperar a ver la respuesta de la gente. ¿Qué van a hacer? ¿Saldrán o no? No tenemos una base para saber qué es lo que van a hacer».

Quedan por conocer las fechas. Se mira con recelo el calendario, la idea de que se puede convertir en un año perdido ronda en muchas cabezas. «No es lo mismo que pudiéramos volver, por ejemplo, el 1 de junio que hacerlo uno o dos meses después. Si es así no nos van a salir las cuentas del año de ninguna manera, solo vamos a seguir acumulando deuda. Damos por hecho que esta crisis la vamos a arrastrar durante bastantes meses, pero si el tiempo pasa y los bancos no están por la labor, empiezan a pedir avales, etcétera, las cosas se van a complicar muchísimo».

Aún hay algo peor, que Begué resume bien fácil pero pasa por la cabeza de todos. No solo de los hosteleros, sino de muchos empresarios de otros ramos que deberán afrontar los implacables números de estas semanas de cuotas de autónomos, alquileres, impuestos, salarios y demás facturas. «Se habla de que existe una posibilidad real de que se produzca una nueva oleada de contagios después de empezar a funcionar. Eso sería terrible, muchos no podrían o no podríamos superarlo. Un nuevo cierre temporal acabaría con casi todos, seguro».