Los hoteles para insectos llegan para quedarse en Tarazona. El ayuntamiento ha instalado, por primera vez, tres refugios de madera en distintos parques de la ciudad. La actual estrategia de control de plagas es a través de medios biológicos, en vez de utilizar el tradicional uso de insecticidas que afecta a los cultivos y jardines. Se trata de unas instalaciones que en su interior albergan troncos y bandas de flores para atraer y alimentar a otros seres vivos que pueden ser beneficiosos para la recuperación del entorno biológico.

Uno de los hoteles refugio más grandes de la localidad se encuentra en el parque de La Milagrosa, mientras que los otros dos más pequeños se ubican en el parque de la Margen izquierda y en el de Rudiana. Además, se han colocado insectos en algunos árboles para combatir cochinillas, pulgones y ácaros. Esta propuesta cuenta con un presupuesto de 3.444,79 euros para la localidad.

«Desde el 2013 se ha reducido el uso de los productos fitosanitarios en el control de plagas que afectan a los parques y jardines y, desde hace años, se ha centrado en el empleo de medios biológicos con suelta de predadores naturales que se alimentan o parasitan a insectos plaga para lidiarlos sin necesidad de insecticidas como es el caso de estos hoteles refugio», ha explicado la concejala de Medio Ambiente, Ana Calvo.

El nivel de plaga se detecta cuando la superficie del cultivo o jardín se ve afectada: hojas y troncos taladrados por estos insectos. El pulgón, sobre todo el negro, es una de las plagas más frecuentes y resistentes. Este puede ser de especies diferentes y se alimenta del jugo de la planta perforándola y succionando su savia. Alguna de las características más perjudiciales para la planta es que son transmisores de virus y debilitan la planta, retrasando su crecimiento.

Por ello, se habilitan este tipo de cobijos para que los insectos, que se alimentan de otros malignos, puedan mantenerse de forma natural con los recursos necesarios. Muchos de estos bichos, como moscas y mosquitos, necesitan de un hogar para poder pasar el invierno. Su función es parasitar durante las bajas temperaturas para que en primavera puedan reproducirse. De esta forma, no se usan productos químicos que contaminan y se reducen costes.

Este método ya es usado en varias localidades españolas. El ayuntamiento va a presentar esta iniciativa en los centros escolares para promover la sensibilización del medio ambiente.