Torrero es un barrio apacible. Popular. Combativo. Sus calles no invitan a pensar en la tragedia. Y sus vecinos en el día a día, tampoco recuerdan, o no conocen, lo que las esquinas de este distrito zaragozano contemplaron hace décadas. Pero perder la memoria es perder la identidad, o al menos eso piensan desde las asociaciones del barrio, que han propuesto establecer varias rutas para recordar y condenar los sucesos que tuvieron lugar en Torrero tras el golpe militar fascista de 1936.

«A raíz de la Ley de Memoria Democrática de Aragón del año 2018, hace meses surgió la idea de plasmar en un informe todos los elementos que podrían incluirse en rutas de memoria para recordar el pasado del barrio. Y es que hay muchísimos elementos», asegura Chema Gregorio, de la Asociación Cultural el Cantero. El resultado ha sido un minucioso trabajo de documentación en el que se va explicando, calle a calle y baldosa a baldosa, los hechos que Torrero albergó. Ahora, los involucrados quieren que su trabajo se dé a conocer y se coloquen placas explicativas en los lugares más significativos para que los paseantes del siglo XXI conozcan el pasado de su barrio.

Uno de los rincones más destacados que protagonizarían estas rutas de memoria es el cementerio de Torrero, donde todavía hoy se conserva la tapia donde se fusilaban -«se asesinaban», reza el informe­- a los simpatizantes de las organizaciones de izquierda. La antigua cárcel sería otro de los puntos clave de estos recorridos memorialistas. «Fue un lugar de represión prolongada y atroz, por donde pasaron miles de ciudadanos [...]. Es obvio resaltar el simbolismo. La historia que encierra, la significación de este edificio, el que ha quedado tras la demolición de los módulos y demás instalaciones. La cárcel suponía el paso previo de los que condenaban a muerte tras juicios sumarísimos donde se evidenciaba la venganza por encima de todo», se puede leer en el documento.

Así, las organizaciones que han participado en la elaboración de este informe, y que lo respaldan (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Asociación de Vecinos Montes de Torrero, Asociación de Vecinos de La Paz y la Asociación Cultural el Cantero) piden que la cárcel sea reconocida como Lugar (en mayúsculas)_de Memoria, como el Barranco de La Bartolina. Asimismo, piden la colocación de numerosas placas por todo el distrito, señalizar rutas y reconocer institucionalmente los hechos y personajes que perecieron décadas atrás.

Espacio y barrio de Memoria

Por el momento, la Junta de Distrito del barrio ya se ha hecho eco de esta propuesta, y en su pleno han aprobado una moción para reconocer a Torrero como un espacio de Memoria. «Es una demanda de la sociedad y queremos impulsar la Ley de Memoria Democrática que no se está poniendo en marcha», lamenta Luisa Broto, concejala de ZeC y presidenta de la junta. Por su parte, los vecinos advierten: si el Gobierno de Aragón, o la institución competente, no reconoce su propuesta y no señaliza las rutas ni coloca las placas, serán ellos los que lo hagan.

Y es que son muchos los lugares e historias en Torrero que merecen un recuerdo. Está el chalet de Matías Bergua, en el paseo Ruiseñores (antigua sede de RTVE en Aragón), que sirvió checa en la que los falangistas encerraban y torturaban a sus víctimas, la iglesia de San Antonio, en la entrada del barrio, cuya torre mandó levantar el mismísimo líder de la Italia fascista, Benito Mussolini -en ella están enterrados los cuerpos de 2.800 soldados transalpinos­- o la ruta llamada en el informe Evasiones, senderos de libertad, un recorrido que hacían los milicianos que ayudaron a los vecinos de Torrero a escapar de las garras del fascismo. Todo ello quieren que se recuerde y, sobre todo, se reconozca.