La ciudad de Huesca se dispone un año más a vivir las fiestas patronales de San Lorenzo, una vez que el tradicional chupinazo anunciador se dispare desde el balcón principal del Consistorio oscense a las 12 en punto de la jornada de mañana.

Por elección popular serán las brigadas de montaña de la Guardia Civil quienes enciendan el cohete que provocará el estallido festivo y el inicio de una semana en que la diversión apartará los problemas cotidianos.

Desde hace varios días, las brigadas municipales ultiman los trabajos de instalación de los escenarios y de las centenares de bombillas que iluminarán la ciudad en fiestas, una actividad que se combina con el creciente bullicio que se concentra en las calles y en la prolongación horaria del ambiente festivo.

Verde albahaca es el color que domina ya la ciudad, a la espera de que el estallido de las fiestas convierta Huesca en un torbellino festivo que sólo se detendrá siete días y siete noches después.

Luminarias, escenarios para todo tipo de espectáculos y peñas, que trabajan en la preparación de sus respectivos recintos para albergar a socios y visitantes, están dispuestas para soportar la carga festiva.

La cabalgata que desciende, tras el chupinazo, desde la plaza consistorial hasta el centro de la ciudad en una ruidosa y multicolor vorágine de bailes, charangas y carrozas será el termómetro que marque el pulso vital de las fiestas.

A partir de ese momento, los chiringuitos callejeros, la plaza de toros, el refugio nocturno de las peñas, las ferias, verbenas y cualquier lugar de la ciudad serán escenarios de las fiestas.

La tranquilidad de una ciudad de cincuenta mil habitantes se verá rota por el aluvión de visitantes que, año tras año, inunda cada hotel, cada calle y cada rincón.

Mañanas de vermut darán paso a tardes de toros con primeras figuras del arte de la lidia, que se sucederán en un ambiente multitudinario en el que las peñas se convierten desde las gradas del coso oscense en parte del espectáculo.

Para eliminar los vestigios de las fiestas, los bomberos verterán diariamente en las calles de la ciudad decenas de miles de litros de agua, mientras que las brigadas de limpieza recogerán toneladas de basura.

Entre los conciertos esperados se encuentran los de Loquillo, Amaral, Ilegales u Ojos de Brujo, mientras que entre los toreros se aguarda a figuras como El Fandi, los hermanos Francisco "Paquirri" y Cayetano Rivera o Talavante, pero todo esto no cambiará la tradición que da a la calle el protagonismo de la fiesta.

Tampoco estarán exentas de cierta polémica, provocada por la decisión del equipo de gobierno municipal de no participar de forma oficial en actos religiosos.

Esta decisión hará que los concejales, una vez acabada la procesión festiva de San Lorenzo, el día 10, se tengan que quitar la banda acreditativa de su cargo si entran posteriormente en misa.

Polémica también por la concentración antitaurina convocada a las puertas de la plaza de toros de la ciudad al inicio de la feria taurina.

Sin embargo, estas polémicas no alterarán el ritmo de la fiesta, que se vive con particular intensidad en el centro de la ciudad, donde confluyen peñistas, visitantes, chiringuitos y grifos que no paran de arrojar cerveza.

Porque para los peñistas y todos los aficionados a la tradición festiva de San Lorenzo, la mejor música es ese confuso rumor que surge desde distintos puntos de la ciudad que les dice que Huesca está en fiestas.