El robo de un cepillo de dientes eléctrico valorado en 26,95 euros no hubiera llegado ni a juicio si no llega a ser porque el autor de dicha sustracción decidió agredir a la empleada del supermercado que trató de impedírselo. El delito de hurto se convirtió en otro de robo con violencia por el que ha sido condenado a 1 año de prisión, el pago de una multa de 480 euros y unas indemnizaciones que ascienden a 621,48 euros. Una condena que, a pesar de todo, ha sido más baja de la que en un primer momento se enfrentaba este hombre, defendido por el abogado Alberto Peiró, ya que la Fiscalía solicitaba, inicialmente, 19 meses de cárcel.

Los hechos por los que Carlos Alberto R. C. ha sido penado se remontan a las 17.15 horas del 12 de abril del pasado año cuando entró al establecimiento de la cadena Día, situado en la calle San Juan de la Cruz de Zaragoza, dónde se apoderó de un cepillo de dientes eléctrico que escondió debajo de su chaqueta, dirigiéndose hacia la salida del establecimiento sin pasar por la línea de cajas.

Alertada de lo ocurrido por una clienta, la encargada del supermercado salió tras el acusado para retenerle sin conseguirlo ya que el acusado logró zafarse de ella provocando que el teléfono móvil que llevaba en las manos cayera al suelo. Esta avisó entonces a una empleada que se encontraba fuera de servicio, en las inmediaciones del establecimiento, con su hijo y que salió corriendo tras el acusado logrando alcanzarle a unos cincuenta metros donde ambos empezaron a forcejear. En ese momento, Carlos Alberto R. C. decidió arañar a la trabajadora para poder escapar, cayendo los dos al suelo y logrando finalmente huir del lugar. En ese momento perdió el cepillo de dientes sustraído, su teléfono móvil y las llaves de su vehículo. Pocos minutos más tarde, el acusado regresó al supermercado para entregarse, preguntando por los efectos que había perdido.

Como consecuencia de esta agresión, la víctima tuvo que ser asistida en un centro hospitalario de las lesiones que presentaba en la cara y en las rodillas. De hecho, se le ha quedado una cicatriz de dos centímetros de diámetro. Asimismo, la pantalla del teléfono móvil de la empleada, resultó fracturada y el importe de la reparación ascendió a 354,53 euros. El cepillo de dientes recuperado resultó con daños y no pudo ponerse a la venta.