En medio del nuevo baile de fusiones abierto en la banca española, Ibercaja se rearma internamente con el objetivo de seguir en solitario y evitar su entrada en los procesos de integración que se están gestando, como el de Caixabank y Bankia o el de Unicaja y Liberbank. Con esta ambición, ha llevado a cabo una serie de cambios organizativos entre los que destaca la creación de una dirección general de Empresas con el fin de redoblar la especialización en el segmento de pymes y autónomos. La otra gran novedad es el refuerzo de competencias de la dirección financiera, con la vista puesta en el proceso de salida a bolsa de la entidad aragonesa, una obligación marcada por el supervisor financiero cuyo plazo fue ampliado por el Gobierno hasta el 31 de diciembre del 2022 debido al impacto de la crisis del coronavirus.

Estas apuestas son un reflejo de lo que será el nuevo Plan Estratégico 2021-2023, que Ibercaja está ultimando tras culminar su anterior hoja de ruta del periodo 2018-2020. La previsión es que sea aprobado por el consejo de administración en el primer trimestre del año, según explicaron fuentes del banco, que calificaron los cambios emprendidos como «pasos claros» para mantenerse como proyecto independiente. La entidad argumenta que, junto a los grandes megabancos que está surgiendo en el mercado español, pueden coexistir otros más pequeños, como Ibercaja, que sean «sólidos, viables, rentables y sostenibles».

En la primera línea del equipo ejecutivo sigue estando Víctor Iglesias como consejero delegado, cargo que desempeña desde el 2015 cuando relevó a José Luis Aguirre, actual presidente del consejo de administración. Eso sí, ahora contará con el apoyo de una dirección adjunta que encabeza Rodrigo Galán, que con 65 años pasa a este puesto tras una «larga y fructífera trayectoria» al frente de la dirección del Grupo Financiero, una de las fortalezas del banco con hitos como el 5% de cuota de mercado que ostenta en fondos de inversión a nivel nacional, el doble de lo que le correspondería por su tamaño.

Nueve direcciones: tres mujeres y seis hombres

Los cambios se concentran en la segundo nivel directivo. La entidad amplía de ocho a nueve las direcciones generales, tres de ellas ocupadas por mujeres (el 33%). Por un lado, se crea la nueva área de Empresa, liderada por Teresa Fernández Fortún, que ocupaba hasta ahora la de Personas (recursos humanos), donde le sustituye Ana Sangrós. Se trata de una apuesta comercial de Ibercaja en la que ahondará el nuevo plan estratégico.

Al mismo tiempo, desaparecen dos áreas directivas: la Inmobiliaria, que se integra en la de Riesgos, y la Información Corporativa y Análisis de Gestión (control y contabilidad), cuyas atribuciones pasan a estar en manos de la dirección financiera. Esta última continúa estando en manos de Antonio Martinez, que amplía sus competencias teniendo en cuenta el itinerario de salida a bolsa que debe seguir Ibercaja. No en vano, un plazo máximo de menos de dos años pasará a ser una entidad cotizada, con todo lo que ello conlleva.

El exdirector de la CAI al frente del Grupo Financiero

Luis Miguel Carrasco, exdirector general de la extinta CAI (absorbida por Ibercaja en el 2012) y hasta ahora director del área Inmobiliaria, pasa a liderar el Grupo Financiero. Por su parte, Raquel Martínez continúa al frente de la dirección de Riesgo de Crédito, que incorpora las funciones de gestión de activos inmobiliarios. En este área no se incluyen, sin embargo, los inmuebles de uso propio, que pasan a estar gestionados por la dirección de Área de Medios, en la que también sigue José Palma.

Francisco Serrano, secretario general y director general adjunto, José Ignacio Oto, director de la Red de Oficinas, y Nacho Torre, director de Marketing y Estrategia Digital, se mantienen en sus posiciones actuales. La nueva estructura de Ibercaja se completa con dos direcciones staff del consejero delegado, como son la de Comunicación y Relaciones Institucionales, liderada por Enrique Barbero, y la de Marca, Reputación y Sostenibilidad, ocupada por María Campo.

El deseo del banco de aragonés de seguir en solitario choca con la presión cada vez mayor de cierta parte del mercado, que recomienda a la entidad que se sumen a alguna de alianzas. La agencia de medición riesgos Moody’s publicó un informe el pasado mes en el que señala que tendría «sentido estratégico» que Ibercaja se una a la fusión entre Unicaja y Liberbank, porque produciría el mismo tipo de sinergias y los costes adicionales serían limitados, debido a que la entidad aragonesa ya habría emitido instrumentos de capital AT1 (bonos contingentes convertibles o cocos y Tier2 (deuda subordinada).