Haríamos mal desde el Gobierno de Aragón interfiriendo en una decisión del Ayuntamiento de Zaragoza". Este fue el argumento utilizado ayer por el presidente aragonés, el socialista Marcelino Iglesias, para evitar pronunciarse sobre el proyecto municipal de reformar el estadio de La Romareda en su actual ubicación.

En la sesión de control del pleno de las Cortes, el PP intentó sin éxito que Iglesias definiera su postura sobre el polémico debate de La Romareda. Los populares dejaron ver que la DGA tiene que aclarar su postura, después de que el vicepresidente, el aragonesista José Angel Biel, haya criticado el plan municipal de PSOE y CHA y se haya mostrado partidario de que sea el Real Zaragoza el que se pague su campo de fútbol.

Inicialmente, el presidente se fue por la tangente: "No tenemos constancia oficial de la decisión del ayuntamiento, por lo tanto, no podemos opinar sobre ella". Costó aplacar las risas irónicas de los bancos del PP.

Después, profundizó un poco más, pero sólo para explicar por qué no iba a decir una palabra de lo que piensa. Y mucho menos iba a admitir que hay discrepancias en el seno del PSOE-PAR en la DGA por este tema. Añadió que las decisiones deben tomarse donde resulta pertinente en cada caso y que el Gobierno aragonés haría "muy mal" si pretendiera "inducir" alguna postura o "interferir" en la decisión municipal.

Adelantó que una vez esté listo el proyecto y llegue a la DGA, se dará una opinión. Y aseguró que el Ejecutivo se encargará de que la iniciativa tenga todas las garantías exigibles. Iglesias concluyó: "Que el debate se produzca donde debe y el Gobierno garantizará lo que debe".

DISCREPANCIAS En opinión del diputado y presidente regional del PP, Gustavo Alcalde, parece que este debate sea "un incordio" para el Ejecutivo autonómico. El popular ironizó al comentar a Iglesias que no pretendía "enturbiar las magníficas relaciones que tiene con el alcalde Belloch" ni "levantar suspicacias en el socio del PAR".

Alcalde insinuó así que esta polémica crea roces entre socialistas y aragonesistas en la DGA, porque los primeros tendrían que tomar partido por el proyecto municipal (que es de PSOE y CHA, si bien el primero va a remolque del segundo), mientras que los segundos --por coherencia con los ediles del PAR-- se oponen a que La Romareda se quede donde está y sea rehabilitada.

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