--¿Esto es lo más parecido a un juego infantil?

-Por supuesto, se hace jugando. Es una asociación de imágenes y compones un teatrillo.

--¿Por qué tiene peor consideración?

--Ahora ya no sé si existen géneros mayores o menores; ahora el arte utiliza cualquier medio y cualquier vehículo. El collage, es un instrumento de trabajo habitual en las artes gráficas, por eso de arte menor.

--Y no lo es...

--Es que normalmente tiene un tamaño reducido y yo lo he llevado a tamaño de cuadro. He aplicado el mismo discurso que a un cuadro.

--¿Cómo se forjó?

--El inicio de esta exposición era la de sacar ideas para trasladarlas luego a cuadros, pero como funcionaba en sí mismo, por la plástica, los dejé.

--¿Se tiende siempre inevitablemente al surrealismo?

--Se presta mucho. En el fondo es parecido a escribir por la metáfora de juntar cosas ilógicas, pero sugerentes. Es muy difícil hacer una obra que no quiera decir algo... Comienzas tomando imágenes atractivas en sí mismas y acabas dándole un contenido.

--Por eso le hablaba de jugar...

--Claro, te lo pasas bien y es muy liberador.

--¿Ha perdido un poco el momento?

--Se hace mucho, tanto en forma cómica, que es lo que más se utiliza, que de manera absurda. Hay una vuelta a la figuración muy potente. Pintores que eran ilustradores llevan su obra al cuadro grande. Vuelve la narrativa perdida.

--¿Lo hace a tijera o desde internet?

--La composición la hago escaneando revistas y con photoshop, pero para pasarlas a la obra las imprimo, las recorto y las pego. El icono tiene que tener un lenguaje y no es lo mismo una imagen impresa que recortada.

--¡Cuánto trabajo! Esto es para jubilados...

--Es que me lo he tomado como si fuera un hobbie. Pero engancha mucho. El collage es el cine de los pobres. Y puedes tener de actores al Papa, a Lenin, a Clar Gable... Lo cual es todo un lujo.

--¿Ha introducido alguna clave oculta?

--Como son juegos hay algunos personajes difíciles de detectar a la primera. Eso sí, a los políticos actuales les he dado un papel de secundarios, como Rajoy, Ibarretxe o Aznar. Y hay personajes de la historia que mucha gente no los conocerá, como Feni o Tati.