Dar a conocer el patrimonio de la Hermandad de la Sangre de Cristo. Ese es el objetivo de la exposición Sanguis Christi Inebria Nos. Imágenes de devoción, que puede verse hasta el próximo día 29 en el Alma Mater Museum, y con la que además se quiere conmemorar el 400 aniversario de la primera salida procesional documentada del Santo Entierro de Cristo por las calles de Zaragoza.

Se trata de mostrar a los zaragozanos unas joyas artísticas «que muchas veces no se pueden ver porque están en colecciones particulares» y otras porque en la procesión no se pueden ver los detalles, según explicó Ignacio Giménez Baratech, presidente de la Hermandad. Este presentó la exposición junto al responsable de Patrimonio de la misma, Ignacio Navarro; el comisario de la muestra, Wifredo Rincón; y el director del Alma Mater Museum, Domingo Buesa, quien señaló que con esta cita se «recuperan rasgos de la identidad aragonesa».

la muerte para empezar // Imágenes de devoción consta de 24 obras de arte de los últimos 200 años, aunque también hay alguna del siglo XVI, como el Cristo del Vía Crucis, que ponen de manifiesto la devoción secular de los zaragozanos. Uno de los atractivos es el Cristo de la Cama, ya que en pocas ocasiones puede verse tan de cerca y disfrutar de sus detalles.

Las piezas artísticas se disponen en dos salas de exposición. La primera está presidida por la escultura a la Muerte, que «históricamente salía al principio del Santo Entierro haciendo referencia a que la muerte nos llega a todos», explicó Rincón. También se pueden ver cuatro Cristos vinculados con la hermandad: el de la Presidencia, el del Vía Crucis o de los milagros, el del Mayordomo, de la justicia o de la cárcel, y el de los Desesperados; dos bustos del eccehomo y de la Dolorosa, ambos del siglo XVII; un Jesús Descendido, así como un boceto del paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, que Antonio Palao firmó en 1862. Es lo único que queda, ya que en 1935 fue destruido cuando, intencionadamente, se quemó el almacén de pasos de la Sangre de Cristo poco antes de la procesión, señaló Rincón.

La segunda sala incluye las imágenes procesionales, junto a un relicario de ébano y marfil o hueso de 1618 y una cruz de espejos del siglo XVII. Hay cuatro esculturas de Tomás Llovet (El eccehomo, Jesús Atado a la columna, Jesús Camino del Calvario y la Llegada al Calvario); de José Alegre está Jesús y Judas, del paso del Prendimiento, la del paso del Descendimiento, la del paso de la Crucifixión y el Cristo del Descendimiento; y de Francisco de Borja, Jesús, del paso de la Oración en el Huerto.

BOMBARDEADO

Preside la sala el Cristo de la Cama, de Antonio Palao, que yace en una cama neoplateresca de 1856. La pieza está acompañada por un guión de la ciudad (1959), el estandarte real (1860, que regaló a la hermandad la reina Isabel II), la bandera de la hermandad (1913) y la Virgen de la Soledad. Rincón reconoció que procesionar al Cristo en una cama es «original de Zaragoza» ya que en otros lugares lo hace en una urna. También se puede ver la medalla de Héroe de los Sitios que se le concedió en 1809.

Esta es la segunda vez que el Cristo de la Cama visita el palacio Episcopal, tras hacerlo en 1809 cuando fue bombardeado el convento de San Francisco, de donde una mujer, María Blánquez, y varios hombres lo salvaron de las ruinas para llevarlo al palacio, donde estaba herido el general Palafox. Este, después de venerar la imagen la mandó llevar a la basílica del Pilar, donde permaneció en la Santa Capilla, junto a la Virgen.