Toña y Antonio son novios. Pero no pueden disfrutar juntos de todo el tiempo que les gustaría, ya que ambos están presos en la prisión de Zuera. Sus encuentros son poco habituales, pero pueden mantener relaciones sexuales de forma esporádica. Unas relaciones en las que siempre prima el uso del preservativo. "A los hombres de la cárcel y la calle les cuesta mucho utilizarlo y es necesario cambiar esos hábitos, porque nosotras estamos más concienciadas", explica Toña con cierta timidez.

Precisamente ella y otras seis reclusas del Taller de Salud del Módulo de Mujeres iniciaron hace un año la elaboración de un original vídeo de siete minutos que, bajo el título de Vis a vis , refleja las inquietudes de una pareja de internos respecto al empleo del preservativo. Los protagonistas son, curiosamente, Toña y su novio. "Para mí ha sido una experiencia muy bonita", analiza Toña.

Estas presas se encargaron precisamente de dar forma al guión del cortometraje, del que se harán 500 copias para distribuirlas por todas las instituciones penitenciarias españolas a partir del año que viene. Una manera de contar "con el lenguaje típico de las cárceles" el problema que existe con la transmisión del sida en las cárceles.

Para Patricia, otra de las participantes y que además ha sufrido las consecuencias de una enfermedad de transmisión sexual, el objetivo era "ayudar a que mejore nuestra salud y la de los compañeros porque, aunque aquí seamos menos --74 frente a más de 1.600--, sabemos hacer bien las cosas".

A su juicio, con iniciativas como ésta aprenden "a trabajar en grupo y se recupera parte de la confianza perdida". "Pudimos contar las cosas de tú a tú, de colega a colega y la verdad es que todo el rodaje fue muy especial", precisa ilusionada esta reclusa.

Otro de los principales artífices del vídeo, el médico de la cárcel José Manuel Arroyo, lanza un mensaje reivindicativo en favor de las presas, que a su juicio están perjudicadas dentro de la prisión "por ser mujeres y por estar en minoría". "Todas estaban encantadas con este trabajo y la convivencia con ellas ha sido fantástica. Pero es necesario recordar que hay que buscar también vías de motivación para que los presos cambien sus actitudes respecto al preservativo", apunta.

Patricia también aprovecha la ocasión para pedir un trato "más igualitario y justo" respecto a sus compañeros masculinos. "Las mujeres estamos mucho más apartadas. Apenas salimos del módulo y casi no hay talleres para nosotras. Hay que demostrar que ésta es una cárcel mixta", denuncia.