Imaginarium prepara nuevos ajustes internos para afrontar los problemas económicos que viene arrastrando en los últimos años. La dirección de la empresa ha comunicado esta semana a la representación de los trabajadores que presentará otro expediente de regulación de empleo (ere) cuando apenas han transcurrido cuatro meses desde la ejecución del anterior despido colectivo, con el que se fueron a la calle 104 empleados en toda España. La juguetera aragonesa también ha anunciado una nueva remesa de cierres de tiendas, al tiempo que la sombra de la quiebra se hace cada vez más alargada. Para salir del pozo, en paralelo, la compañía está poniendo en marcha de un nuevo plan de negocio centrado en las madres.

El sociedad que lidera desde hace tres años el abogado costarricense Federico Carrillo Zurcher prevé solicitar la declaración de un concurso voluntario de acreedores en los próximos meses (tiene de plazo hasta marzo). Así lo propone el consejo de administración, una decisión que deberá de ser aprobada por la junta general extraordinaria de accionistas que se celebrará 29 de enero, según figura en el orden del día de la convocatoria.

En esta misma sesión, también se someterá a examen y aprobación de los accionistas la realización de una operación acordeón, que consiste en reducir a cero el capital social mediante la amortización de la totalidad de las acciones y, de manera simultánea, acometer una ampliación de capital que será de hasta un millón de euros. El objetivo de esta maniobra es sanear las cuentas de la empresa ante las abultadas pérdidas que acumula y restablecer así su equilibrio patrimonial para que puede continuar operando.

La situación contable y financiera de Imaginarium es inquietante y se ha agravado con la pandemia. Las pérdidas son de casi 13 millones de euros (en concreto, 12.917.000 euros) en el periodo de siete meses terminado el 31 de agosto del 2020, lo que supera con creces el resultado negativo de 9,8 millones registrado en el último ejercicio fiscal completo (finalizado el 31 de enero), según la documentación presentada por la compañía.

Estrategia para sobrevivir

El fondo de maniobra es también negativo en 14,8 millones al cierre del pasado mes de agosto, el doble que medio año antes (7 millones). Las pérdidas por resultados de ejercicios anteriores y la mitad del actual año fiscal ascienden a un total de 35,9 millones, lo cual resulta en fondos propios negativos por la suma de 2,6 millones.

Para «sobrevivir exitosamente» un proceso de concurso voluntario de acreedores, el consejo de administración plantea migrar hacia un nuevo modelo de negocio enfocada especialmente hacia las madres y un cambio de gestión que pasa por «implementar una estrategia defensiva y conservadora que permita salvaguardar» la sociedad.

De momento, no se conocen detalles sobre el número de afectados que tendrá el nuevo ere ni cuántas tiendas cerrarán o de qué ubicaciones. Lo que sí se sabe es que el recorte de plantilla incluirá a personal tanto de oficinas como de los establecimientos. La primera reunión y la constitución de la mesa negociadora será dentro de dos semanas.

La venta y las inyecciones de capital

La situación financiera de la empresa hace ya tiempo que es mala. Imaginarium ya estuvo a punto de entrar en un proceso de disolución hace cuatro años tras la arriesgada y polémica gestión del fundador y anterior presidente, Félix Tena Comadrán. Entonces se evitó la caída gracias a su adquisición por un grupo de inversores internacionales liderados por Carrillo Zurcher, que negociaron con los acreedores bancarios para reestructurar la deuda, que se redujo de 40 a 10 millones de euros tras una quita de 24,7 millones.

A pesar de ello y las sucesivas inyecciones de capital realizadas por los nuevos socios, Imaginarium no ha logrado levantar cabeza. En julio tuvo que abandonar la sede que ocupaba en el polígono Plaza debido a un desahucio por impago del alquiler, un proceso en el que también estaban inmersas varias de sus tiendas. La debilidad económica quedó también patente en el ere aplicado a finales de agosto, en el que la empresa no abonó las indemnizaciones por despido, los finiquitos y la última nómina a los 105 trabajadores a los que echó, la mitad de ellos en Zaragoza).

Ante esta situación, la compañía presentó hace tres meses preconcurso de acreedores ante el Juzgado de lo Mercantil número dos de Zaragoza, un proceso que ahora pretende completar para tratar de seguir con vida.