«Hemos venido a pedir información sobre Teruel, porque tenemos intención de visitar la provincia. Nosotras somos de un pueblo de Burgos, y tenemos los mismos problemas de abandono y olvido que allí. Queremos conocerlo y a ver si empezamos a movilizarnos nosotros también». Así explicaba ayer los motivos de su visita una burgalesa que se había acercado al pabellón de Aragón en Fitur, cargada de folletos sobre la provincia y la capital.

El auge de Teruel Existe se ha unido este año a los habituales intereses de los turistas por la comunidad, que siguen pasando por grandes clásicos, como «el Pirineo, por supuesto», que decía un riojano curioso rondando la instalación. El mismo motivo que había llevado a una familia madrileña que ya tenía reservado el viaje a Benasque, pero quería ir sobre seguro.

El vanguardista pabellón aragonés se abre un espacio más que digno en la feria turística, con atractivos sencillos y muy demandados como una fotografía virtual en tirolina u otra dentro de una bola de nieve, de los favoritos entre los visitantes. Aunque a la degustación del jamón de Teruel, «buenísimo», tampoco le faltaban asiduos en cuanto el cuchillo empezaba a oscilar.

También había un rincón para el pujante turismo chino, donde un esforzado Fernando Zhang intentaba descubrir a los orientales que Aragón es más que un paso entre Madrid y Barcelona. «Cuesta», admitía, «pero lo vamos consiguiendo».